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Mons. Pablo Galimberti expresa perplejidad ante recientes declaraciones de Briozzo

By 09/12/2016diciembre 12th, 2016No Comments

 

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El Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti manifestó su perplejidad y sorpresa ante recientes declaraciones del ex Subsecretario del Ministerio de Salud Pública, Dr. Leonel Briozzo, en las que se manifiesta en “contra del aborto” y afirma ser de “los verdaderos grupos Pro Vida y no esos autodenominados grupos que en realidad son antiderechos”.

El Dr. Briozzo, que fue un “acérrimo activista” de la ley que autoriza la “interrupción voluntaria del embarazo” estuvo en Salto días pasados para participar de una charla abierta sobre la vigencia de la Ley de Interrupción Voluntario del Embarazo (IVE) y concedió una entrevista al Diario “El Pueblo” en la que señala que hubo “avances impresionantes” respecto al tratamiento de lo que calificó como “grave patología social que es el aborto”.

Mons. Galimberti, en su columna semanal en el Diario “Cambio” subraya que “sus declaraciones, `pour la galerie´ no convencen” ya que para el médico “durante las primeras 12 semanas no habría vida `humana´ con protección jurídica. Niño o niña quedan literalmente a la intemperie´”.

El Obispo recuerda que “un análisis científico de los primeros 14 días nos dice claramente que hay vida humana desde el comienzo!”. “La observación de la primera etapa del desarrollo que sigue a la concepción, y que dura unos 14 días, conduce a una sola y única conclusión. Luego de la fusión de los gametos paterno y materno, se inicia el ciclo vital de un `nuevo sujeto humano´, a quien corresponde con todo derecho el apelativo de `hijo´ y con una dignidad igual a la del padre y la madre», sostiene.

Sobre la afirmación de Briozzo: “Nosotros somos los verdaderos grupos Pro Vida y no esos autodenominados grupos que en realidad son antiderechos”, el Obispo expresa que “la inquina visceral manifestada contra estos defensores de la vida, asociados o no, sorprende. Sólo él se autodefine paladín de la verdad. ¿De cuál verdad? Los derechos humanos no dependen de los votos. Y el derecho a nacer es el primero”.

El Pastor alude, asimismo, a un dato señalado recientemente por el diputado Iafigliola según el cual “el 95% de las mujeres abortan a través de una pastilla, en la soledad de su hogar, en su sanitario, con trastornos físicos, hemorragias y sin ninguna asistencia y contención de profesional o institución. El equipo interdisciplinario que preveía la ley no se logra reunir, etc”. “¿A qué méritos de la ley se refiere el Dr. Briozzo?”, plantea el Obispo.

“Cada aborto es una violencia a la vida”, reitera Mons. Galimberti, al tiempo que advierte que “el relativismo o utilitarismo con el cual muchas veces tratamos la vida humana no se limita a la primera etapa de la vida. Como una oscura nube se propaga por todos los sectores de la vida social, política y económica”. “Nadie es ajeno a esta proliferación, ya sea por acción u omisión. Todos podemos hacer algo para defender la vida humana en cualquier espacio o sector de la sociedad”, concluye.

 

¿Lobo o Cordero?

Respuesta al Dr. Briozzo

Mons. Pablo Galimberti

El Dr. Briozzo declaró a la prensa: “estamos en contra del aborto…”. Pero ¿no fue él un acérrimo activista de la ley que autoriza la “interrupción voluntaria del embarazo”, o ley de Aborto, vigente desde el 2012?

Sus declaraciones, “pour la galerie” no convencen. Para él durante las primeras 12 semanas no habría vida “humana” con protección jurídica. Niño o niña quedan literalmente a la intemperie.

Briozzo esquiva la gran pregunta: ¿cuándo comienza la vida “humana”? ¿Qué dice la ciencia? A partir de allí podremos concluir si eliminar una vida en las primeras 12 semanas es una simple “interrupción” de una “cosa” indefinida o un delito contra “alguien” que ya tiene su ADN propio.

¿Desde cuándo se puede llamar “hijo” al fruto de la concepción?

Un análisis científico de los primeros 14 días nos dice claramente que hay vida humana desde el comienzo!

La observación de la primera etapa del desarrollo que sigue a la concepción, y que dura unos 14 días, conduce a una sola y única conclusión. Luego de la fusión de los gametos paterno y materno, se inicia el ciclo vital de un “nuevo sujeto humano”, a quien corresponde con todo derecho el apelativo de “hijo” y con una dignidad igual a la del padre y la madre.

Afirma un autor, que “la cultura biotecnológica que va paulatinamente adueñándose de la sociedad. A la vez que la envenena, no cederá ante la verdad: cargada de prejuicios y preñada de intereses, seguirá engañando e ilusionando”. Los “hijos” se han convertido en un “producto” que hay que controlar.

Otra afirmación de Briozzo, nos deja perplejos: “Nosotros somos los verdaderos grupos Pro Vida y no esos autodenominados grupos que en realidad son antiderechos”. La inquina visceral manifestada contra estos defensores de la vida, asociados o no, sorprende. Sólo él se autodefine paladín de la verdad. ¿De cuál verdad? Los derechos humanos no dependen de los votos. Y el derecho a nacer es el primero.

Al cumplirse, el pasado 17 de octubre, cuatro años de la ley de Aborto, el diputado Iafigliola señaló un aspecto que pude corroborar con médicos de confianza: Más del 95% de las mujeres abortan a través de una pastilla, en la soledad de su hogar, en su sanitario, con trastornos físicos, hemorragias y sin ninguna asistencia y contención de profesional o institución. El equipo interdisciplinario que preveía la ley no se logra reunir, etc. ¿A qué méritos de la ley se refiere el Dr. Briozzo?

Cabe la triste pregunta: ¿Por qué, cada tanto, se descubren fetos arrojados en una volqueta o en un basural?

Cada aborto es una violencia a la vida. Dice un autor: “Negando a la vida humana su carácter único e irremplazable desde la fecundación; al hacer del embrión o del feto un valor intercambiable y económico, la interrupción médica del embarazo ha construido una ideología destructora que reduce al hombre al estatuto de objeto útil para el bienestar, el confort y el placer social”.

El relativismo o utilitarismo con el cual muchas veces tratamos la vida humana no se limita a la primera etapa de la vida. Como una oscura nube se propaga por todos los sectores de la vida social, política y económica. Nadie es ajeno a esta proliferación, ya sea por acción u omisión. Todos podemos hacer algo para defender la vida humana en cualquier espacio o sector de la sociedad.

Columna publicada en el Diario «Cambio» del viernes 9 de Diciembre de 2016