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Mons. Arturo Fajardo: «Si no miramos fijo a Jesús y nos quedamos en la chiquita, nos hundimos»

By 15/08/2014agosto 22nd, 2014No Comments

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La Catedral de San José se vistió de fiesta el pasado domingo en que unas 800 personas de todas las comunidades de la Diócesis y de otros departamentos acompañaron la celebración de ordenación diaconal de Damián Legelén, un seminarista de 29 años, oriundo de la ciudad de Rodríguez (San José).

El Pbro. Mario Hernández fue el encargado de hacer la presentación ante el Obispo diocesano, Mons. Arturo Fajardo, quien presidió la celebración junto a los párrocos de la Diócesis de San José de Mayo. El Pbro. Mario, con sus 85 años y casi 60 de sacerdocio, es el decano del presbiterio diocesano aportó algunos detalles de la. idoneidad de Damián para el ministerio que le fue entregado, el diaconado, en camino hacia el sacerdocio.

El Obispo diocesano comenzó la celebración pidiendo una oración especial por los cristianos que son perseguidos y asesinados en Iraq, a causa de su fe. En su homilía, centró sus comentarios en las lecturas de ese día, al ser sábado por la tarde las lecturas que la liturgia propone para el Domingo, en particular el Evangelio (Mt. 14,22-33), pasaje en el cual se lee el episodio donde, en medio de un tempestad y en una barca, Jesús camina sobre las aguas y hace caminar al apóstol Pedro. «Ánimo dice el Señor que soy yo, no teman, esta Palabra es la que nos dice el Señor hoy a la iglesia, perseguida en tantos lugares, a tantos cristianos que sufren a causa de la fe y también nos dirige a nosotros, a esta Iglesia que peregrina en estos dos departamentos de San José y Flores y a la Iglesia en Uruguay, y hoy te la dirige a ti, Damián en este día», comenzó diciendo el Obispo.

Mons. Fajardo señaló que estas palabras del Señor son las mismas que dirige a María en la Anunciación y las que le dijo en sueños a José, patrono de la Diócesis. «Son las palabras que el Señor Resucitado dirige a la Iglesia, soy yo no tengan miedo. También el hoy Santo, Juan Pablo II eligió estas expresiones cuando inició su pontificado, ‘no teman abran las puertas a Cristo'».

Comentando el camino de misión que la iglesia diocesana inicia en este tiempo, «en la que nos queremos poner en salida, en misión, recordando que la vida de cada uno es misión y entrar en esa dinámica, es que los invito desde ya al Encuentro Diocesano, que tendremos el 28 de setiembre», invitó el Obispo. Ese día, en el que se reunirán los delegados de toda la Diócesis, se dará comienzo al tiempo de fuerte de misión, que se inspira en el proyecto de las Santas Misiones Populares (SMP) bajo el lema «Iglesia en salida. Mi vida es misión».

Mons. Fajardo recordó en su reflexión el pasaje del Evangelio de los discípulos de Emaús y las palabras del Papa Francisco, «El Papa nos invita a vivir un nuevo Pentecostés, como los discípulos de Emáus, deseamos que Jesús permanezca en medio nuestro. Pasemos a la otra orilla, que salgamos del pesimismo y la rutina, vivamos y anunciemos la alegría del Evangelio, que nos llena de vida y de luz», comentó.

Recordó la Fiesta del SantaoCura de Ars, que todos los sacerdotes celebraron días atrás, y pidió a Damián que tomara como ejemplo su pasión y entrega por el pueblo de Dios. «Sentir pasión por Dios, por el pueblo, superando las tentación de huir de la carga pastoral, tantas veces San Juan María Vianney quería huir, las sentía como una carga, pero las asumía con oración y entusiasmo», agregó. «Somos servidores del Señor, servidores de su pueblo, siempre pastores pastoreados por Aquel que es el Buen Pastor. Hablar a Dios de la gente, antes que hablar a la gente de Dios», reflexionó sobre el sentido del pasar a la otra orilla de la que hablaba el Evangelio.

Mons. Fajardo pidió al Señor que «nos muestre su Rostro. Que tengamos fija la mirada en Él. Jesús nos sostiene. Hay tantas cosas que nos tiran hacia abajo, que nos deprimen, nos hacen sufrir, rutinas, cansancios, que a veces pretenden hundirnos, sobre todo si nos quedamos en nosotros mismos. El Papa Francisco habla de volvernos autorreferenciales, si nos quedamos en la chiquita nos hundimos, si no lo miramos a Él. Solos no podemos».

Al concluir su homilía, Mons. Fajardo tuvo unas palabras para el nuevo diácono: «Damos gracias a Damián por su sí, gracias a los que lo han acompañado durante tanto tiempo en la formación, el seminario, las parroquias, los sacerdotes en ese proceso de fe”. “Le pedimos al Señor que suscite en nuestras comunidades vocaciones sacerdotales, religiosas, diaconales, que muchos sientan el llamado a anunciar el Evangelio a sus hermanos al servicio de su pueblo», expresó el Pastor.

Encomendó, asimismo, a San José, Patrono de la Diócesis, el camino de la misión que se inicia. Sobre el lema de esta Misión Diocesana Mons. fajardo pidió para «que el Señor nos de la fortaleza para ponernos en camino de salida, recordando que nuestra vida es misión». Añadió, además, la invitación a participar de la próxima Jornada Nacional de la Juventud (JNJ), de concentración diocesana y que tendrá lugar en la ciudad de San José, el 6 y 7 de setiembre próximos.

Luego de la homilía del Obispo, como indicaba el ritual, tomó las promesas del elegido. Se rezaron las letanías de los santos, que se realizan con el candidato a ser ordenado postrado en el piso, la imposición de las manos, que realiza el Obispo, la cual junto a la plegaria de Ordenación son los gestos más importantes de la celebración de ordenación diaconal. Seguidamente, el Diácono Marcelo de León y el Pbro. Leonardo Breñaza, le impusieron las dos prendas propias de los diáconos: la dalmática y la estola, que se coloca cruzada.

Luego, el Obispo entregó el Evangeliario. En ese momento Damián recibió el saludo de los diáconos presentes, el saludo de paz con la cual se incorpora al cuerpo diaconal.

Acción de gracias de Damián Legelén

«Esto recién empieza», comenzó diciendo el nuevo diácono en su acción de gracias. «El centro de nuestra vida tiene que ser Dios, Dios es el medio, hoy celebramos no el sí que puede dar este indigno varón, sino el sí que Dios le da a este indigno varón, el sí que Dios les da a todos, el sí es una persona, es Jesús de Nazareth, este sí me encontró en el camino», comentó Damián en referencia a la respuesta al llamado de su vocación.

Más adelante agradeció a todos los que han estado en los detalles de la celebración. A la comunidad de Rodríguez de la cual es oriundo, a cada una de las personas y comunidades que agradecía concluía con la frase: «Que Dios le conceda a cada uno lo que más están necesitando».

«Cuida el corazón, que el corazón es de Dios», dijo, citando una expresión que una vez le comentara una religiosa, en su pasaje por la comunidad de la Parroquia de Luján en Flores.

Agradeció también a las comunidades que actualmente acompaña, la Catedral y la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, en el Barrio Industrial. Extendió su agradecimiento a los compañeros del Seminario, a los sacerdotes, a la comunidad de San Vicente, la FRATER, el Colegio del Huerto, a los formadores del Seminario, a los cursillistas, a los jóvenes que acompaña y aquellos que lo han elegido como padrino, entre otros.

«El Seminario me enseñó a desarmarme ante Dios, para dejar que El me arme, ha recordar que soy una persona y me dejó un desafío, la de la formación permanente», comentó sobre sus años en el Seminario Mayor Interdiocesano Cristo Rey, donde se formó desde su ingreso en 2006.

Finalizando la acción de gracias, compartió una canción y luego realizó un signo de veneración a la Virgen María. Algunos chicos del Colegio del Huerto acercaron flores y cirios sobre el altar de María y allí se rezó una oración por las vocaciones, que había sido repartida junto a los cancioneros.

Luego de la celebración se realizó un brindis en el salón del Hogar Católico.

Fuente: Boletín Digital «Red Diocesana», DECOS-SAN JOSÉ