Skip to main content
Noticeu

“Les traigo una caricia de Jesús”

By 29/03/2013abril 5th, 2013No Comments

Francisco celebró la Misa en la Cena del Señor, que conmemora la institución de la Eucaristía y del sacerdocio, en la cárcel de menores de Casal del Marmo, en las afueras de Roma. Una misa que normalmente presidía el Pontífice en la basílica de san Juan de Letrán, catedral de Roma.

Sobre la misa y en particular sobre el lavatorio de los pies oigamos la crónica del padre Lombardi que estaba presente en la ceremonia.
Fue uno de estos momentos que no se olvidan, llenos de gran emoción y caridad. Asistieron a la ceremonia litúrgica unas 120 personas, por supuesto, sobre todo jóvenes del Instituto, que eran unos cincuenta muchachos, y con ellos representantes de las distintas categorías del personal del reformatorio que los siguen de diversas maneras.

Por lo que se refiere a la liturgia de la Cena del Señor, después de las lecturas, hubo una breve homilía del Santo Padre. Una homilía que fue prácticamente una introducción al gesto del lavatorio de los pies, como modelo de amor y de servicio.

El momento del lavatorio de los pies fue realmente muy impresionante. El Papa se acercó a la primera fila de los jóvenes. Había 12 jóvenes, entre ellos un par de los musulmanes y entre ellos también dos chicas y, por lo tanto, representaban en cierto modo las distintas nacionalidades y confesiones de los jóvenes que viven en el Instituto.

El Papa se arrodilló con ambas rodillas en el suelo, seis veces porque cada vez lavó los pies de los dos jóvenes que estaban cerca. Y el Papa les lavó los pies vertiendo el agua, luego secándolos y finalmente besando uno de los pies de cada uno de los doce jóvenes a los que hizo este maravilloso acto de servicio. Fue un acto y un momento muy conmovedor… y también muy comprometido porque el Papa estaba de rodillas, con ambas rodillas en el suelo.

Fue una ceremonia muy sencilla, por el deseo y voluntad expresada por el mismo Pontífice, que concelebró la misa junto al Cardenal Vicario Agostino Vallini y al padre Gaetano Greco, capellán del reformatorio. Ayudaron en la celebración eucarística dos diáconos, y dos jóvenes del Seminario Romano.
(ER – RV)