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Cardenal Sturla: “Allí donde hay cosas humanas la Iglesia está presente”

By 22/09/2017No Comments

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En la tradicional Misa de la Expo Prado se recordó al Padre Aníbal Rivero

La lluvia comenzó a caer de modo abundante por la mañana temprano. Sin cesar, golpeó los techos de chapa del Galpón de Ventas de la Expo Prado, donde el pasado domingo 10 de setiembre se celebró la Misa criolla en una ceremonia presidida por el Cardenal Daniel Sturla. A pesar de que fue inclemente, el chaparrón no se convirtió en un impedimento para la asistencia, ni mucho menos: familias enteras, niños, jóvenes y ancianos colmaron las gradas del local. Integrantes de la Asociación Rural, trabajadores del campo y fieles de a pie, todos se hicieron presentes en uno de los eventos centrales de la fiesta del agro.

Acompañaron a Mons. Sturla el diácono Juan Andrés Verde y el seminarista Ignacio Donadío. Acompañó en la celebración Juan Carlos López, Lopecito. Y su nieto, Santiago Soares de Lima, se encargó -junto con otros jóvenes- del ministerio musical.

Al comienzo de la Eucaristía se recordó con un poema al Padre Aníbal Rivero. Este salesiano, fallecido en mayo de 2017, fue quien comenzó la costumbre de celebrar Misa en la fiesta anual del campo.

Poco después de comenzada la celebración, unas jóvenes acercaron al estrado una imagen de la Virgen de Fátima, traída al país en 1953.

La Misa de la rural es de tradiciones. Por eso, no faltaron las payadas de Juan Carlos López, que al momento de las ofrendas se encargó de decir unas palabras para cada uno de los dones: un taburete recubierto con lana de oveja, un termo y mate, dulces caseros, un poncho.. todos elementos típicos del campo y elaborados por los presentes.

Un momento de comunión y memoria

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En la homilía el Cardenal Daniel Sturla explicó que en la Misa “El Señor está”. Y añadió que “la maravilla de la Eucaristía pasa por ser el encuentro más grande que podemos tener entre nosotros, en el transcurrir de nuestra vida. Precisamente el gesto central es comunión. Y comunión quiere decir que nos unimos en lo íntimo, en lo profundo”.

El Arzobispo de Montevideo recordó que también la Misa “es un encuentro con aquellos que no están aquí, que recordamos en la oración. Pero también nos encontramos con los difuntos queridos, porque hacemos memoria de ellos”. Se preguntó “¿Y por qué el altar?”, a lo que contestó “porque sea el altar de una gran catedral, sea el altar de una pequeña capillita o este altar provisorio, es el lugar de encuentro entre cielo y tierra”.

También el Cardenal Sturla recordó al Padre Aníbal Rivero, fallecido en el mes de mayo. Sobre el Padre Rivero aseveró que “fue un sacerdote salesiano, criollazo de su Nico Batlle, como él decía. Un hombre al que le encantaba el tema campo y que trabajó con los jóvenes, sobre todo por su condición de educador salesiano”.

Nuestro arzobispo añadió que el Padre Rivero “fue un caballero y amigo presente, y en muchas de nuestras familias, también en la mía, presente en muchas cenas, encuentros festivos y en cuanto hospital, sanatorio, cama de enfermo, velorio o entierro había”. Mencionó además También que fue Rivero el que comenzó las misas del Prado hace 40 años.

Lo que vale la pena no cambia
Más adelante, el Cardenal Daniel Sturla habló de la importancia de transmitir “aquello que vale la pena y que es permanente, que no cambia”. Mencionó que “lo más importante del corazón humano no cambia. No cambia la familia de papá, mamá y los hijos. Por más que haya de otras realidades, no cambia lo sustancial y lo permanente que se transmite de generación en generación”.

El Arzobispo de Montevideo rememoró algunos aniversarios que se celebraban el 10 de setiembre. Por un lado la muerte de Aparicio Saravia, “último caudillo rural, más allá de cintillos es bueno también recordarlo”. Recordando la frase <<La patria es la dignidad arriba y el regocijo abajo>>, sostuvo que es “importante mencionarlo en estos momentos para nuestro país”.

También el Cardenal Daniel Sturla hizo mención del Día de la educación católica. Explicó que se eligió esta fecha porque “es el día en el que Artigas estableció, en Purificación, la escuela de la patria con un cura; José Benito Lamas, luego Vicario Apostólico”.

Continuando la homilía, el Arzobispo mencionó a Monseñor Jacinto Vera, “este cura gaucho y Obispo, que entre lluvias y otras cosas, cuando no había puentes ni nada, recorrió 3 veces el Uruguay entero a caballo, en carreta para llevar la Palabra de Dios, el Evangelio”. También puntualizó que “allí donde hay cosas humanas la Iglesia ha estado presente”.

En el último tramo de la alocución, el cardenal Daniel Sturla puntualizó la importancia de la corrección fraterna “en la familia, en la comunidad, en todo, poder llegar a decirle al otro <<mirá, está mal lo que estás haciendo>>”. Dijo que “es muy fácil decirlo por el costado, porque lamentablemente somos así”, pero reflexionó que “si se lo decimos al otro, cara a cara, hombre a hombre, mujer a mujer, seguramente después no lo critiquemos”.

Para terminar mencionó que “el Amor es la plenitud de la ley” citando la lectura a san Pablo en una de las lecturas de la Misa. Y finalizó recordando a Benedicto XVI “que resume en dos palabras: Jesús Amor”.

Tomado de: http://bit.ly/2flb49i