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Capilla de Río Branco recibió nuevo nombre: Beato Óscar Romero – Mártires Latinoamericanos

By 29/05/2015junio 5th, 2015No Comments

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El pasado sábado 23 de mayo, con una Misa presidida por el Obispo de Melo, Mons. Heriberto Bodeant, la Capilla de Río Branco, Cerro Largo, (Diócesis de Melo)  dedicada a los Mártires Latinoamericanos, pasó a llamarse Beato Óscar Romero – Mártires Latinoamericanos. Un viejo anhelo de un sacerdote que ya no está entre nosotros, que se hizo realidad el día en que el Arzobispo de San Salvador, Mons. Oscar Romero, era beatificado en su tierra ante 350.000 personas.

Compartimos la crónica publicada por Mons. Bodeant en su blog “Dar y Comunicar”.

Capilla Beato Óscar Romero – Mártires Latinoamericanos, Río Branco, Cerro Largo, Diócesis de Melo

Una soleada tarde de 1993

El sàbado 26 de marzo de 1993, víspera de Domingo de Ramos, fue un día soleado. Esa tarde, en el Barrio Cirilo Olivera de la ciudad de Río Branco (Cerro Largo, Diócesis de Melo) , se inauguró una capilla dedicada a los Mártires Latinoamericanos. Según cuenta la revista diocesana Comunión, «vecinos del lugar, convocados por el Padre Miguel, con delegaciones de otras comunidades, convergieron hacia la hermosa capilla, ubicada en el corazón del barrio, dedicada a los Mártires de América Latina, comenzando por los que fueron canonizados (mayo de 1988) por Juan Pablo II en Asunción: el paraguayo Roque González, el zamorano Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, a los que se suman la lista interminable de hombres y mujeres que han dado su vida por el Pueblo de América Latina, comenzando por Mons. Óscar Romero.

En una capilla colmada de fieles, se inició la Eucaristía en Acción de Gracias que presidieron el Obispo y los sacerdotes de la ciudad. En las ofrendas se recordó a los anónimos trabajadores que, en tiempo récord, levantaron la Capilla. Luego de la bendición, hubo una convivencia y muy bien servida, por cierto, con el sello propio del P: Miguel.» El Padre Miguel García Caba había llegado a Río Branco en marzo del año anterior. Después de varios años en la Diócesis de Melo, en la parroquia de Cerro Chato, este sacerdote catalán había hecho un paréntesis de casi cinco años en misión en Chile y Argentina (Jujuy).

Al reintegrarse a la Diócesis de Melo, se fue a vivir a la zona sur de Río Branco, en una casita bastante precaria, en el Barrio Cirilo Olivera. No tardó en conseguir un terreno para levantar una capilla para esa zona de la ciudad en pleno crecimiento. Contando con el predio, comenzó la construcción, que insumió mucho trabajo de carpintería, para lo que contó con viejos amigos de Cerro Chato. La construcción de la capilla se completó luego con sacristía, baño y salones. El P. Miguel desarrolló allí su pastoral, en cercanía con los pobres, hasta su muerte en 2004. Sus restos descansan en la capilla que él mismo ayudó a construir. No falta frente a su tumba una flor o una vela encendida. La comunidad sigue encontrándose allí semanalmente para su reunión y mensualmente para la Eucaristía.

La admiración del P. Miguel por la figura de Mons. Óscar Romero, arzobispo de San Salvador asesinado el 24 de marzo de 1980, le llevó a desear dar su nombre a la capilla. Las normas de la Iglesia no permiten que eso se haga cuando la santidad de una persona no ha sido todavía reconocida por la Iglesia, de modo que se llegó finalmente al nombre de «Mártires Latinoamericanos», incluyendo a aquellos ya canonizados, como los mártires de las misiones jesuiticas entre los guaraníes, y englobando a quienes dieron su vida en los años duros de América Latina, como Mons. Romero.

Una lluviosa mañana de 2015

A las 11:30 de la mañana del 23 de mayo de 2015, mientras en El Salvador se ultimaban los preparativos para la beatificación de Mons. Romero, obispo y mártir, que se iniciaría a las 13 horas de Uruguay, comenzaba la Misa en la capilla Mártires Latinoamericanos, presidida por Mons. Heriberto Bodeant, Obispo de Melo y el párroco de Río Branco, P. Nacho Aguirre.

La lluvia, que caía por momentos muy intensamente, fue agradecida, en medio de la sequía que padece Uruguay. En la parroquia se estaba rezando una Novena pidiendo que lloviera, con la participación especial de las comunidades de la campaña en torno a Río Branco. Al igual que en la inauguración, 22 años antes, delegaciones de las distintas comunidades de la parroquia de Río Branco se hicieron presentes junto a la comunidad del barrio. La celebración fue cuidadosamente preparada por la comunidad de la capilla, con varios gestos y el recuerdo de los mártires latinoamericanos.

Mons. Bodeant comenzó su homilía preguntando a la gente del barrio sobre la historia de la capilla y recordando la figura del P. Miguel, para luego compartir la forma en que fue conociendo a Mons. Romero. El Obispo recordó que la muerte de Mons. Romero coincidió en el año con su entrada al Seminario. Diez años después, estudiando en Francia, leyó el diario del obispo mártir, que le prestó un estudiante salvadoreño. Finalmente, este año pudo visitar la tumba de Mons. Romero y la capilla del Hospital de la Divina Providencia, donde fue asesinado. (Ver Tres momentos con Mons. Óscar Romero). Luego de la Misa se exhibió el documental «Oscar Romero: un misterio de Dios» y siguió luego almuerzo y guitarreada. El anhelo del P. Miguel se cumplió y Mons. Romero no puede recibir mejor homenaje que el de estar también aquí cercano a los humildes.