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«Canibalismo»: Reflexión de Mons. Pablo Galimberti

By 16/11/2018noviembre 18th, 2018No Comments

MonsGalimberti

El  asesinato del “Pelado Roldán” a manos del compañero de celda dio pie a la reflexión que el Obispo Emérito de Salto, Mons. Pablo Galimberti, compartió esta semana en su columna en el Diario «Cambio».

CANIBALISMO

El feroz asesinato del “Pelado Roldán” a manos del compañero de celda es un golpe durísimo. ¿Será una utopía la rehabilitación de estas personas con historias tan enredadas? Las autoridades ¿tienen alguna respuesta o plan alternativo para prever o intentar la reeducación o contención?

Parece que hubiéramos tocado fondo en un abismo oscuro y profundo. Hasta la custodia del Penal, que había ubicado víctima y victimario en una misma celda quedó impactada.

Empecé a ver lo ocurrido como algo lejano. Horas después di unos pasos para repensar la noticia. Les comparto algo.

Interrogado en el Juzgado, el autor respondió a las preguntas que le formularon. Con detalles macabros, parecían episodios de novelas de terror. Lo apuñaló, lo ató por los pies, lo colgó del techo, le seccionó la cabeza y quiso pero no logró extraerle el corazón. Luego lo trozó y lo devoró.

La mitología, mirada como una representación o proyección simbólica de conductas humanas, llamaba a este tipo de conducta transgresora, “hybris”. Es la transgresión salvaje y perversa, sin asomo de culpa o remordimiento.

Sorprende la extraña omnipotencia del criminal que, consumado el asesinato, limpia el escenario sangriento, se lava las manos, como un ritual de purificación pretendiendo lavar la conciencia y se viste para mostrar, que aunque la Justicia lo condene, él es dueño de la situación. ¿Está ciego para poder medir las consecuencias de lo que hizo? Un rasgo de cinismo típico del Tentador, según la Biblia, que engaña a Eva edulcorando la transgresión. “No, nada de pena de muerte” (Génesis cap. 3). Pero la voz de la conciencia humanista, como la llama Erich Fromm, cuando es escuchada, nos alerta ante los precipicios.

Hacía tres meses que Pereyra da Silva y el “Pelado” Roldán compartían la celda No. 8 de un sector del viejo Penal de Libertad. La convivencia no planteaba especiales problemas. El asesino en su foja registraba el asesinato de su joven pareja a la que decapitó a mediados del 2011. Expresó que Roldán insultaba a su madre y que él no iba a aceptar esto.

En su relato en el Juzgado, el autor de este tercer asesinato, de 40 años, con rostro inmutable, mencionó a su madre, que vive en una zona rural de Canelones y desde hace 20 años está enferma de cáncer, motivo por el cual no puede visitarlo. Al menos esta figura de mujer, referente de afectos, apareció como zona de sentimientos, ausencias y añoranzas.

Hechos de esta naturaleza son muestras fotográficas de la condición humana en su perfil perverso. Diversas ciencias humanas podrán ofrecer otras aproximaciones para entender mejor este tipo de conducta.

En la Biblia, empezando por Caín que asesina salvajemente a su hermano Abel, hay muchos episodios que describen conductas violentas y criminales. Que Dios (para judíos y cristianos) o la conciencia humanista (como la llama Fromm) condenan. Repasar esas páginas nos ayudan a detectar el virus del “cainismo” que merodea.

Son inclinaciones y conductas erráticas agazapadas en algún repliegue de la condición humana. Hoy como ayer el tenebroso deseo de destruir y “comerse” al adversario está muy lejos de haber desaparecido. Y usa disfraces para conquistar adeptos y difundir tácticas.

Un obispo amigo habló de enseñar los Mandamientos. Recogió críticas y aplausos. Lo tranquilicé. El actor italiano Roberto Benigni ya había presentado en la televisión italiana los 10 Mandamientos.