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Almuerzo solidario para 100 comensales en Parroquia de Salto

By 23/11/2018No Comments

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La comunidad de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús (Cerro) en Salto, impulsados por el Párroco, preparó un almuerzo para 100 comensales  y Mons. Pablo Galimberti, en su columna semanal en el Diario “Cambio” narra los entre telones de la iniciativa.

Almuerzo Solidario

Hay ocasiones en que compartir la mesa constituye un gesto de fuerte resonancia en los comensales. El cine lo muestra, por ej. en la película El festin de Babette. El Domingo pasado la comunidad parroquial del Cerro concretó un sueño que les planteó el Párroco. Consistía en preparar un almuerzo para cien comensales. Querían plasmar una propuesta del Papa Francisco.

Muchas veces, afirma el Papa, “se levantan voces contra los pobres… Se los considera no sólo como indigentes sino también como gente portadora de inseguridad, inestabilidad o desorden para las rutinas cotidianas”.

Llegué después del mediodía. Rostros sonrientes expresaban agradecimiento mientras se animaban al segundo plato de rebosantes porciones de tallarines con abundante tuco.

La sonrisa del Padre Zenón indicaba su satisfacción al comprobar con qué gusto y sonrisa la gente repetía, mientras otros ya habían pasado a la fruta. El amplio salón abrió las puertas a todos los que llegaron. En los que cocinaban y servían se percibía el aire contagioso de la gratuidad.

La idea era plasmar un gesto de cercanía a familias y gente del barrio que sobrellevan situaciones de diversa índole. El Papa Francisco llama la atención sobre tantas formas de pobreza, tristeza y soledad que nos rodean.

Me senté y mientras disfrutaba el plato de tallarines una mujer de mediana edad, a mi lado, empezó tímidamente a contar peripecias de su vida. Con cuatro hijos vive en un ranchito. Está muy preocupada por  problemas de salud que la aquejan. Pero sueña para que cuanto antes se concrete una operación.

Al rato, también ella se animó a repetir, porque el aroma de las generosas fuentes de tallarines despertaban el apetito. Destacó la maestría del cocinero y ayudantes porque los tallarines gruesos estaban “sueltos”, no pegoteados. La charla continuó y la señora de mi izquierda, en tono casi confidencial, me contó que cuando escasea la comida busca en los contenedores. Y separa por ejemplo fruta, que está pasada, pero descartando esa parte, después la hierve. Otras veces los ojos y manos de esta madre encuentran pan que, aunque duro, después lo moja y lo recicla. Otra mujer a mi derecha, acompañada por una nena y un niño, que escuchaba estas penurias, asentía con la cabeza. Ella también lo hace y refiriéndose al pan comentó: ¡queda muy rico!

A veces porque son ancianos y la pensión se les va en el alquiler de un techo, se presentan en alguna oficina estatal pero no han tenido suerte hasta el momento. Pero lo que rescato es la energía interior y que no les  falte lo indispensable a sus hijos. Por eso caminan de un barrio a otro buscando el sustento diario.

El mensaje del Papa alienta a  no olvidar a los pobres y brindarles la fortaleza de la fe, porque no sólo de pan se alimenta una vida digna. Por eso que esta comunidad parroquial busca que no falte el calor de gestos cercanos, que hacen que los que golpean lleguen a sentirse parte de una comunidad.

El panorama actual con diferentes formas de pobreza es variado. Y nuestros gestos siempre resultarán insuficientes. Pero, como decía Teresa de Calcuta: “lo que ofrezco es una gota de agua en el océano. Pero si no lo hago, al océano le falta algo”. Nos sumamos también a otras iniciativas. No es cuestión de ganar adeptos. Podemos aprender también de otras iniciativas que se ofrecen en estos tiempos donde siempre encontraremos formas nuevas de pobreza y marginalidad.

Columna publicada en el Diario «Cambio»

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