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Mons. Sturla: «La alegría brota de ese amor fiel que se construye día a día en el gozo de la familia»

By 09/10/2014octubre 17th, 2014No Comments

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El Arzobispo de Montevideo, Mons. Daniel Sturla, presidió la Eucaristía por el mes de la familia celebrada el domingo 5, en la Catedral Metropolitana. El Arzobispo destacó los elementos adversos que componen el contexto que vive la familia y advirtió que la sociedad de consumo no puede engendrar algo que sólo se encuentra en la vida familiar: la alegría. “La sociedad de consumo nos da cantidad de cosas placenteras, pero, ¿engendra alegría?”, planteó Mons. Sturla para, inmediatamente, aseverar que “la alegría brota de ese amor fiel que se construye día a día en el gozo de la familia, en las dificultades afrontadas poniendo el hombro, en la esperanza siempre abierta hacia el futuro, porque el futuro está en las manos de Dios”. En su homilía el Arzobispo invitó a dar testimonio de esa alegría deseada por Dios para todos.

Los mensajeros rechazados

El Arzobispo agradeció la presencia “de muchos matrimonios y familias que han querido participar en esta misa, en este día en que queremos celebrar este regalo de Dios, el plan de haber creado al hombre varón y mujer, y haberlos creado para la vida de comunión, para la vida de familia.”

Mons. Sturla inició su homilía comentando la parábola de los viñadores homicidas (Mt 21, 33-46), según la cual los arrendatarios de la viña rechazan a los enviados del dueño, llegando incluso a matar a su hijo para apropiarse definitivamente de la propiedad. Al peligro que se cierne sobre los asesinos, pues, según la opinión de todos, el dueño “acabará con esos miserables”, el obispo indicó que sobreviene la esperanza, puesto que Jesús indica que el propietario “arrendará la viña a otros que le entregarán el fruto a su debido tiempo. Y nosotros hoy queremos ser estos viñadores que recibimos nuevamente la viña de parte del Señor.” “¿Qué es eso de la viña?”, se preguntó Mons. Sturla. “Es la posibilidad de ser de Dios”, la posibilidad de vivir en el amor, y donde “esto se realiza es en la familia de cada uno de nosotros”, afirmó.

¿Qué nos está pasando?

Seguidamente, el Arzobispo de Montevideo se refirió a ciertos “ataques que recibe la familia en el día de hoy”, y que preocupan, “porque se va imponiendo esa mentalidad del descarte, de la que habla el papa Francisco, esa mentalidad en que si nuestra vida matrimonial va bien, ¡fantástico¡ , pero donde haya un problema, vos para allí, yo para aquí, y adiós que te vaya bien…, es esa mentalidad divorcista, de poco aguante… También sin duda –y en el Uruguay esto es muy fuerte-, la mentalidad antinatalista. Tenemos un bajísimo índice de natalidad en el Uruguay, y es uno de los elementos que afectan el desarrollo del país. Pero más aun: afectan lo más profundo de nuestra mentalidad humana, porque si no queremos que haya niños, si no queremos la vida, ¡uy!, ¿qué nos está pasando? Muchas de las enfermedades del alma que tenemos tienen que ver de fondo con esta mentalidad que no aprecia, que no valora la vida humana.”

“Y ahora está esto nuevo que por ahí no sabemos muy bien de qué se trata, que se dice ´la ideología de género´ -continuó el obispo-. Como que ya el ser varón o mujer como un dato propio que nos viene por la naturaleza es secundario. El tema es construir la propia identidad sexual, desconociendo la realidad objetiva de que somos creados varón o mujer, más allá de las dificultades que en la sexualidad y en el desarrollo de la personalidad puede haber. Son elementos, entonces, que además se nos quieren como imponer. Y cuando uno hace una mínima crítica ya cae como en la bolsa de los discriminadores…”.

Dios es familia

Ante esta situación adversa, Mons. Sturla expresó que la respuesta no debe limitarse a un contraataque, sino que “las familias cristianas tenemos que ser capaces de testimoniar la alegría, la belleza de la vida de familia, testimoniarla aún con nuestras dificultades”, pues estas existen sin duda, pero los cristianos saben adónde quieren ir, y cuál es el sueño de Dios, y éste tiene que ver con su propia identidad. “Dios es familia –prosiguió el arzobispo-. Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios es comunión de personas. Y el gozo de Dios, del Padre, es entregarse plenamente al Hijo. Y el gozo del Hijo es entregarse plenamente al Padre. Y esa entrega mutua de amor es el Espíritu Santo, el Espíritu que une al Padre y al Hijo. Y entonces cuando Dios creó al ser humano como varón y mujer, lo creó para esa complementariedad de amor, signo de ese amor infinito, de ese amor comunión. Todo aquello que contribuye a la comunión, a la armonía, al entendimiento, al amor expresado, viene de Dios. “

El Arzobispo manifestó que no hay lugar para pensar si la situación familiar es más difícil actualmente, pues, aun en el caso de serlo, el Señor invita a vivir la familia tal como él la ha soñado: “Porque más allá de las palabras de unos y otros, más allá de las posturas que a veces se racionalizan, tratando de ir contra el sentido común, yo creo que en el fondo del corazón, todos deseamos, todos queremos esa familia de papá y mamá, y los hijos…”.

Engendrar alegría

Finalmente, el Arzobispo de Montevideo reparó en el engaño que representa la sociedad de consumo para muchas parejas que optan por diferir la llegada de los hijos, cediendo al deseo de disfrutar un poco más: “Como dicen muchas parejas hoy: ´vamos a tener hijos, pero no ahora; primero tenemos que disfrutar un poco´. Pero ¡han disfrutado mucho ya antes, ¡eh!”. Y cuando se busca la hora de los hijos, recién entonces se advierte la verdad.

“Porque la trampa que toda la sociedad hoy de algún modo nos puede hacer es presentarnos tantas ocasiones diversas de placer, que nos hacen creer que la felicidad está allí. Y la felicidad no está en el placer -aunque benditos sean los placeres legítimos-, sino que la felicidad está en la alegría, y la alegría no es material, la alegría es espiritual. Y por eso la sociedad consumista multiplica las ocasiones de placer, pero es incapaz de engendrar alegría”, aseveró Mons. Sturla. “La sociedad de consumo nos da cantidad de cosas placenteras, pero, ¿engendra alegría? La alegría brota de ese amor fiel que se construye día a día en el gozo de la familia, en las dificultades afrontadas poniendo el hombro, en la esperanza siempre abierta hacia el futuro, porque el futuro está en las manos de Dios. Que no apostemos a la fácil del placer, que pasa rápido, sino a la más difícil pero más profunda de la alegría, para la cual el Señor nos ha creado”, subrayó.

Concluyendo su homilía, el Arzobispo pidió a Dios por todas las familias en el Uruguay, para que den testimonio de la vida que Dios desea para su viña.

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Fuente: Quincenario «Entre Todos», Nº 339