Skip to main content
Noticeu

Mons. Sanguinetti cuestiona la aprobación del «matrimonio igualitario» a nivel legislativo y señala incoherencias

By 20/12/2012diciembre 28th, 2012No Comments

¿Por la fuerza o por la razón? ¿El bien común o la voluntad de algunos?. Un padre y una madre para nuestros hijos.

Ante la rapidez con que la mayor parte de los representantes nacionales se apresuraron a votar una ley que quiere reconocer efectos «matrimoniales» a la unión homosexual, caben muchas preguntas.

La primera es si se está llevado por la razón o por la fuerza de una moda. Que se ponga de modo llamar derecho a todo lo que uno quiere y que se cambie el nombre de las realidades, para hacerlas pasar por otra cosa, ya lo conocieron los sofistas que llevaron a la decadencia la antigua democracia.

Al aborto, se le llama interrupción del embarazo. Se argumenta apelando a la justicia social, y se dice que se despenaliza para que no se realice en condiciones perjudiciales para la salud en la mujer pobre… y en seguida se pasa a plantearlo como una prestación de salud ¿? y el paso siguiente es que es obligatorio hacerlo aún contra la razón y la conciencia ¿se advierten todas las violencias a la razón, a la justicia, y al deber en que han incurrido los legisladores, incluido el colegislador poder ejecutivo?

El reconocimiento con efectos propios del matrimonio de la unión homosexual se trata de presentar como una forma de evitar discriminaciones, que no hay. Simplemente una unión homosexual no es matrimonial, y no tiene los fines personales y sociales que tiene el matrimonio, en el que se funda la familia. Pero luego se pasa a imponerle a la sociedad entera que desconozca la familia en su verdad y en su función social, según todas las culturas – aún aquellas que han incluido la praxis homosexual en su seno -.

Muchos franceses se opusieron a la equiparación de el matrimonio y la familia fundada en él con las uniones homosexuales, con el lema: UN PADRE Y UNA MADRE PARA NUESTROS HIJOS.

Llama la atención el pensamiento casi homogéneo de nuestro representantes, ¿es la sociedad tan homogénea? En Francia, en cambio, han aparecido grupos de homosexuales contra la ley de ‘matrimonio’ homosexual y el derecho de adopción, distinguiendo su situación personal, y defendiendo el derecho del niño a tener un padre y una madre (p.e. grupo Plus gay sans mariage).

Lo que aquí se publicita como superación de inequidades, izquierdistas franceses lo presentan de otra manera: «En el mismo momento en el que el gobierno pone fin, en nombre la igualdad y de la justicia a los privilegios de algunos, ahora favorece a algunos intereses particulares en detrimento del bien común. No es la menor de las paradojas» (Xavier Bongibault).

¿Aquí los organizados grupos son los únicos que piensan? ¿los únicos a quienes la prensa les da representatividad? ¿los únicos a quienes los legisladores les siguen el juicio? ¿Nadie duda de que sea lo mejor para un niño no tener padre y madre, sino dos ‘tutores’ del mismo sexo? ¿No habrá ya paternidad sino ‘presunción de la voluntad parental’? ¿se le hará más fácil su maduración psicosexual, su identidad, su inserción en la vida?

El porcentaje de legisladores que votaron esa ley, ¿responde a la sociedad? ¿ha habido suficiente discusión, argumentación, racionalidad, en una ley para cambiar el fundamento de la sociedad?

Por cierto que este nuevo ataque a la familia no hace sino seguir demoliendo la base de la sociedad, como se ha procurado desde hace muchas décadas.

Al menos que se reconozca la incoherencia de los actores sociales. Por un lado ante los problemas sociales, económicos, ante la violencia y la división, continuamente se apela a que hay que educar en valores y que la base es la familia, por lo que hay que comenzar por ella. Al mismo tiempo, continuamente se ataca, se desvaloriza la familia, el matrimonio, la unión esponsalicia, y los valores que hacen posible la existencia de una familia fuente de educación. ¡Vaya incoherencia!

Los señores legisladores, ¿creen que cumplen con la constitución de la República con esta legislación? Lean el Artículo 40.- La familia es la base de nuestra sociedad. El Estado velará por su estabilidad moral y material, para la mejor formación de los hijos dentro de la sociedad.

Lo que han legislado va contra la base de la sociedad. Lo que han legislado no vela por su estabilidad moral, para la mejor formación de los hijos.

Tampoco vale interpretar el término ‘familia’ de modo diferente a lo que pretendió el constituyente y el pueblo cuando lo votó. ¿Ya no hay más iusnaturalistas en el Uruguay? ¿en base a qué se fundamentará el derecho, las obligaciones y la verdadera justicia?

Al menos seamos sinceros. Los que votaron esa ley van contra la letra y el espíritu del pacto fundamental.

CONSIDERACIONES ACERCA DE LOS PROYECTOS DE RECONOCIMIENTO LEGAL DE LAS UNIONES ENTRE PERSONAS HOMOSEXUALES

Tomado de http://amicus-sponsi.blogspot.com/2012/12/por-la-fuerza-o-por-la-razon-un-padre-y.html