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Post de Mons. Sanguinetti previo a postergación de votación del «matrimonio igualitario»

By 28/12/2012febrero 8th, 2013No Comments

Post del Obispo de Canelones, Mons. Alberto Sanguinetti del domingo 23 de diciembre, publicado en http://amicus-sponsi.blogspot.com/

Choca la prontitud parlamentaria para sacar adelante en pocas semanas la reforma de la constitución en su mandato de los artículos 40 y siguientes, por medio de una transformación del código civil, en la ley del mal llamado matrimonio igualitario.

¿A qué tanto apuro? ¿Se termina el mundo si otorgan un poco de tiempo? ¿Qué provoca tanta prisa?
¿Por qué no dejar discutir a la sociedad? ¿Por qué no dejar oír los argumentos jurídicos, filosóficos, religiosos en torno al tema?
¿Es inteligente, maduro cambiar la institución base de la sociedad sin una reflexión profunda?

Aunque continuamente se habla de diversidad, parecería que se quisiera un pensamiento único.

En medio de la discusión sobre el tema en Francia – allí sí se discute y se oyen diversas opiniones durante largo tiempo – es bueno escuchar al al Gran Rabino de Francia,  Gilles Bernheim. Su escrito «Matrimonio homosexual, homoparentalidad y adopción: lo que a menudo se olvida decir» se puede encontrar en: http://www.grandrabbindefrance.com/mariage-homosexuel-homoparentalit%C3%A9-et-adoption-ce-que-l%E2%80%99-oublie-souvent-de-dire-essai-de-gilles-bern.

El Gran Rabino analiza la liviandad de los argumentos basados en la igualdad, la protección del otro, el amor que se tenga  (Podría refutar muy bien al que dijo que el amor es amor y nadie le puede poner límites). Muestra cómo se destruye la familia. En las teorías de ‘parentalidad’, sin generación de padre y madre, prueba como los niños pasan de ser sujetos de derechos  a simples objetos a los que otros tienen derecho a tener.

«Lo que es objetable en la ley propuesta – en Francia – es el perjuicio que causaría al conjunto de nuestra sociedad, en provecho de una ínfima minoría, una vez que se hayan confundido de una forma irreversible tres cosas:

las genealogías, sustituyendo la ‘parentalidad’ a la paternidad y la maternidad.

el estatuto del niño, que pasa de sujeto a ser objeto al que cada uno tendría derecho.

las identidades, en las que la sexualidad como don natural tendría la obligación de borrarse ante la orientación expresada por cada uno, apelando a una lucha contra las inequidades, pervertida en erradicación de las diferencias. Estos retos deben ser claramente planteados en el debate sobre el matrimonio homosexual y la homoparentalidad».

Más adelante dice: «es legítimo preguntarse si el objetivo de los militantes no es finalmente la destrucción pura y simple del matrimonio y de la familia, tal como han sido concebidas tradicionalmente».

Concluye su largo estudio, con estas palabras: «Deseo una sociedad donde, a pesar del despliegue de lo virtual y de la inteligencia crítica, las palabras más simples – padre, madre, esposos, padres – guarden su significado, a la vez simbólico y encarnado. Una sociedad en la que los niños sean acogidos y encuentren su lugar, todo su lugar, sin por eso volverse objeto de posesión a cualquier precio o una prenda de poder. Quiero una sociedad donde lo que se extraordinario que se juega en el encuentro delhombre y de la mujer continúe instituido bajo un término específico».

En su discurso a la Curia Romana, el Papa Benedicto ha planteado la falsedad de la teoría del gender, el ‘género’, que es la que sostiene la ideología con la que se ha votado contra la familia fundada sobre el matrimonio de varón y mujer  y se ha inventado que cualesquiera dos que digan amarse se pueden volver cónyuges aunque sean del mismo sexo.

«La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia…». Por eso, «En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre».