Juan Gelman
Argentino, falleció el martes (14 de enero) en México, pero su vida se entrelaza con la historia reciente de los uruguayos.
Un día recibí su llamada. No lo conocía. No sabía nada de su trayectoria como poeta ni sobre sus inclinaciones políticas. Me dijo que había encontrado a su nieta, nacida en Montevideo, en cautiverio, durante la dictadura, en el mismo lugar donde habían asesinado a su madre, nuera de Gelman.
Supuse que su llamada era porque en ese entonces yo era obispo de San José, donde había vivido su nieta. Acepté el desafío y hablé con su nieta. Lo demás es historia conocida.
Gelman fue un rastreador de huellas y memorias dolorosas. Esas que todos necesitamos rescatar aunque a veces preferimos enterrar y borrar.
Aunque esas memorias se vinculen con páginas violentas y sangrientas, nos hace bien rastrearlas. Después vendrá la ardua tarea de tragar, asimilar y en lo posible perdonar. Aceptando que cada uno lleva una cuota de dolor y absurdo, que sólo el Hijo de Dios, crucificado, ayuda a cargar.
Columna del Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, publicada en la página «El Octavo Día» del diario «El Pueblo» de Salto, el 19 de enero de 2014