El sábado 29 de mayo, Mons. Pablo Galimberti (obispo emérito de Salto) cumple 50 años de sacerdocio y lo celebrará con una Misa de acción de gracias en la Catedral San Juan Bautista.La misa tendrá lugar a las 19 horas y será transmitida por Facebook y youtube.
Mons. Galimberti fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1971 en la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores del Reducto, Montevideo, por imposición de manos y oración de consagración del entonces Arzobispo Mons. Carlos Parteli.
“Con memoria agradecida miro hacia Dios, Padre Misericordioso y Sabio, hilo de oro de mis horas, luminosas y oscuras. El me ha sostenido, muchas veces a través de personas y situaciones concretas”, comparte Mons. Galimberti en su columna en la Página «Octavo Día» en el diario El Pueblo.
“Experimenté horas de soledad, pero nunca el abandono”, confiesa el obispo al repasar sus 5décadas como sacerdote: “Cuando hablo a Dios cada mañana y en el silencio escucho su Palabra, están también ustedes. Cercanos o lejanos, con sus cuitas y alegrías”.
“Reconozco mi fragilidad. ‘Mi fuerza está en mi debilidad´ escribió San Pablo. Y al aceptarme débil abro mis manos y pido: ¡Señor, en tus manos están mis horas y desde el agujero de mi nada sube mi clamor: ¡Tú eres mi fortaleza!“, agrega.
Hace 50 años “recibí el regalo y la misión que he compartido con ustedes. Muchos de aquella hora ya partieron. Soy eterno deudor. Nadie se hace solo. Intenté elegir a quienes Dios puso en mi camino y consideré confiables. Con aciertos, tanteos y errores», comparte.
Finalmente el obispo expresa su agradecimiento y pide que receso un Avemaría por él.
Transmisiones:
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50 años
Mucho para agradecerEl sábado 29 de mayo cumplo 50 años de sacerdote. Con memoria agradecida miro hacia Dios, Padre Misericordioso y Sabio, hilo de oro de mis horas, luminosas y oscuras. El me ha sostenido, muchas veces a través de personas y situaciones concretas.
Reconozco mi fragilidad. “Mi fuerza está en mi debilidad” escribió San Pablo. Y al aceptarme débil abro mis manos y pido: ¡Señor, en tus manos están mis horas y desde el agujero de mi nada sube mi clamor: ¡Tú eres mi fortaleza!
Experimenté horas de soledad, pero nunca el abandono. Cuando hablo a Dios cada mañana y en el silencio escucho su Palabra, están también ustedes. Cercanos o lejanos, con sus cuitas y alegrías.
Hace 50 años, un 29 de mayo, en la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores del Reducto, Montevideo, el Arzobispo Carlos Parteli puso sus manos sobre mi cabeza y pronunciando la oración de consagración, recibí el regalo y la misión que he compartido con ustedes. Muchos de aquella hora ya partieron. Soy eterno deudor. Nadie se hace solo. Intenté elegir a quienes Dios puso en mi camino y consideré confiables. Con aciertos, tanteos y errores.
Les agradezco y recen un Avemaría por mí.