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Mons. Galimberti reconoce «otra cara de la economía»

By 14/10/2017No Comments

 

galimbertipablo

La relación de la psicología personal y las conductas ciudadanas con la economía es tema de reflexión por parte del obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, en su columna semanal del Diario “Cambio”.

El obispo alude en su columna al reciente otorgamiento del Nobel de Economía a Richard Thaler, un norteamericano que investigó las consecuencias de los mecanismos psicológicos y sociales en las decisiones de los consumidores e inversores. “Afirma algo que todos comprobamos: la habitual compra en un supermercado hasta una multimillonaria inversión (por ej. una tercera planta de celulosa), responden a razones y conveniencias a las que podría aplicarse lo que dijo Pascal: `El corazón tiene razones que la razón no razona´», señala Mons. Galimberti.

“Lo novedoso del Nobel es que estas conductas cotidianas han alcanzado un nivel de teorización. Convendría que los ministerios de economía, educación, vivienda y comunicación coordinaran políticas públicas. Y que los cristianos, asumiendo propuestas evangélicas encendamos luces en las oscuridades de nuestros barrios, centros educativos y hogares”, subraya Mons. Galimberti.

 

Otra cara de la economía

Mons. Pablo Galimberti

El reciente otorgamiento del Nobel de Economía a Richard Thaler merece algún comentario. Este norteamericano investigó las consecuencias de los mecanismos psicológicos y sociales en las decisiones de los consumidores e inversores. Afirma algo que todos comprobamos: la habitual compra en un supermercado hasta una multimillonaria inversión (por ej. una tercera planta de celulosa), responden a razones y conveniencias a las que podría aplicarse lo que dijo Pascal: “el corazón tiene razones que la razón no razona”.

El galardonado ha señalado el factor humano en la economía. La suma de nuestros comportamientos, preferencias así como la falta de autocontrol afectan las tendencias de los mercados. Los agentes económicos no son fuerzas anónimas que acontecen con la fatalidad de los huracanes.

Thaler considera que el “homo oeconomicus” necesita un “empujoncito” para tomar mejores decisiones. Este “impulso” (en inglés nudge ) ya se integró al vocabulario económico. Somos relativamente libres, invitados a tomar un camino más que otros. Thaler ejemplifica así este “empujoncito”: el aeropuerto de Amsterdam colocó adhesivos en forma de mosca en los baños de hombres. Resultó que hubo un 80% menos de salpicaduras. Ejemplo ínfimo comparado con el atropello de los motochorros en la vía pública o las rapiñas en hogares y comercios.

La economía tiene que ver con la psicología personal y conductas ciudadanas. Lo novedoso del Nobel es que estas conductas cotidianas han alcanzado un nivel de teorización. Convendría que los ministerios de economía, educación, vivienda y comunicación coordinaran políticas públicas. Y que los cristianos, asumiendo propuestas evangélicas encendamos luces en las oscuridades de nuestros barrios, centros educativos y hogares.

En el siglo XX surgieron en la iglesia católica impulsores de lo que llamaron “economía humana”. Entre ellos el economista francés Padre Joseph Lebret, desarrolló una fecunda irradiación en la que participaron algunos uruguayos como el Arquitecto Juan Pablo Terra.

Lebret asesoró en Brasil a los obispos y colaboró en la zona de Pernambuco. Colaboró en documentos pontificios como la Populorum progressio  (1967) del Papa Pablo VI, en la que plantea la urgencia de la ayuda de los países ricos a los países pobres y la creación de un fondo mundial alimentado con una parte de los gastos militares.

“Esto permitiría superar las rivalidades estériles… ¿Quién no ve que un tal fondo facilitaría la reducción de ciertos despilfarros, fruto del temor o del orgullo? Cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren la miseria, cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia, cuando aún quedan por construir tantas escuelas, hospitales, viviendas dignas, todo derroche público o privado, todo gasto de ostentación nacional o personal, toda carrera de armamentos, se convierte en un escándalo intolerable”. Son palabras del Papa Pablo VI en el año 1967, que tienen aportes de economistas con profunda sensibilidad social, que no recibieron ningún Nobel pero que supieron denunciar un crecimiento económico de espaldas a las hirientes desigualdades.

Reconocemos la distinción de Richard Thaler adentrándose en la subjetividad del consumidor. Sin olvidar que existen otras investigaciones que reclaman por condiciones humanas y económicas más urgentes, que vale la pena comentar en otro momento.