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Mons. Galimberti evoca la visita del Papa Juan Pablo II a Salto a 30 años del acontecimiento

By 05/05/2018No Comments

MonsGalimberti

Al cumplirse el próximo 9 de mayo 30 años de la visita del Papa Juan Pablo II a la ciudad de Salto, el Obispo de Salto, Mons. Pablo Galimberti, evoca la el acontecimiento en su columna semanal en el Diario “Cambio”.

HACE 30 AÑOS

Mons. Pablo Galimberti

El próximo 9 de mayo se cumplen 30 años de la visita del Papa polaco Juan Pablo II a nuestra ciudad. Un mar de rostros de todas las edades, enfervorizados con cantos y manos agitando banderas, daban la cálida bienvenida a Karol Wojtila.

La comunidad católica junto a las autoridades, miles de salteños y también de vecinos argentinos, expresaban su entusiasmo y expectativa.

El vuelo de Pluna había partido a la hora prevista. En la escalerilla del avión a los obispos que viajábamos en el mismo vuelo se nos entregó un paraguas para resguardarnos de una persistente llovizna. El vuelo fue tranquilo y la tripulación aprovechó para sacarse fotos con el Papa.

La mayor parte del vuelo el Papa sin nadie a su lado, concentrado con su libro de oraciones y alguna otra lectura en sus manos, algo habitual en sus viajes según comentan. Quien se sumerge en un baño de multitudes necesita ratos de silencio, reflexión y oración. Es la diferencia con un actor que representa un papel. Ante todo el Papa es un cristiano, testigo de una “Buena Noticia”.

La primera lectura de la misa era del profeta Isaías (cap. 61): “El Señor me ha enviado para comunicar la Buena Noticia a los que sufren”. La particularidad de este texto es que Jesús declaró: “Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír”.

En torno a este punto el Papa Wojtyla desarrolló su mensaje. Era el sentido de su visita. Una novedad de ayer y de hoy. Para gente joven y mayor, creyentes y no creyentes.

El enfoque que imprimió el Papa a sus palabras procuró aterrizarlo a nuestra historia y mostrar que todo el accionar de la iglesia apunta por diversos caminos hacia esa meta.

Los primeros evangelizadores abrieron el surco. Ellos “realizaron una labor admirable para acercar a Cristo a los pueblos recién conocidos. Al mismo tiempo, llevaron a cabo un ingente trabajo de promoción social y cultural que hoy es orgullo y patrimonio de todo el Continente”.

El Papa expresó que la aplicación del Evangelio a la vida y situación concreta de cada pueblo y nación “se extendió en muchas ocasiones, antes de que se instalaran de manera permanente los pobladores europeos y fue siempre un factor de armonía y defensa de los derechos de los más débiles”.

Este proceso dejó también huellas en el Uruguay. “Las reducciones guaraníticas de los Padres Jesuitas en el Norte y las fundaciones de los Padres Franciscanos en las desembocaduras de los ríos Negro y Uruguay, precedieron en vuestro país a los nuevos asentamientos urbanos. Indios y misioneros, procedentes de aquellas históricas instituciones, participaron activamente en el establecimiento, construcción y defensa de las poblaciones que fueron apareciendo sucesivamente.”

El Papa señaló que esta historia continúa hoy. En medio de los barrios y capillas, poniendo especial acento en las familias como nudo de vínculos y espacio de los primeros aprendizajes que hacen las nuevas generaciones.

El interés del Papa era interpelar el presente. “Ha llegado el momento de la maduración de vuestra fe y el tiempo de una nueva evangelización”. En lugar de nostalgias debemos encender de nuevo el fuego de la fe, con una renovada confianza en Jesucristo, el único que puede mover realmente los corazones.

La luz de la fe no puede esconderse, “ni puede prescindirse de ella en el enfoque y en la resolución de las distintas cuestiones que plantea la convivencia”. Una invitación que sigue abierta.

Columna publicada en el Diario «Cambio» el viernes 4 de mayo de 2018