Skip to main content
Noticeu

Mons. Fuentes: «Una familia ‘como Dios manda’ es para mujeres y hombres capaces de olvidarse de sí mismos»

By 25/09/2015octubre 2nd, 2015No Comments

emf

“Formar una familia ‘como Dios manda’ es para mujeres y hombres capaces de olvidarse de sí mismos y de entregarse por completo a su misión”, asegura el Obispo de Minas, Mons. Jaime Fuentes, mientras participa junto a unos 40 uruguayos más del Encuentro Mundial de las Familias que se celebra en estos días en Filadelfia (Estados Unidos).

“Este Encuentro  de Filadelfia es tan importante, que el Papa Francisco, con toda la trascendencia de su viaje a Cuba, a Washington y a Nueva York, desde que llegó a La Habana dijo (…) que el motivo de la «patriada» que se está mandando (lo dicen todos los medios) es la familia: quiere venir a fortalecerlas, a animarlas, a agradecerles su empeño por hacer este mundo más humano”, asevera el Pastor que participa en el Encuentro por su condición de Presidente de la Comisión Nacional de la Pastoral Familia y Vida de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU).

Cumpliendo con el compromiso asumido previo a su viaje, el Obispo compartió en su blog «Desde el Verdún» las primeras impresiones sobre el mega evento de la familia y no ahorra elogios para referirse a los norteamericanos, a quienes califica de “macanudos”. Asegura que recibe un trato “como si nos conociéramos de toda la vida. Me confunde y me hace querer mucho a esta gente”.

Mons. Fuentes explica que el común denominador de las familias de todo el mundo que se congregaron en Filadelfia es que “comparten una idea teologal: es el mismo Dios quien ha inventado el matrimonio y su prolongación natural en los hijos por el amor de los esposos”. “Los padres y madres que están aquí sienten su responsabilidad y quieren aprender más para hacer mejor su papel y para ayudar a muchos otros a superar las dificultades que se les pueden presentar”, asevera el Obispo de Minas.

El Presidente de la Comisión de Pastoral de Familia y Vida de la CEU finaliza su reflexión recordando aquella máxima del Papa Juan Pablo II que expresó en Uruguay: ”son las familias cristianas las que harán que nuestro mundo vuelva a sonreír».

FAMILIAS: ELLAS HARÁN SONREÍR AL MUNDO

En el Encuentro Mundial de las Familias se anotaron, antes de empezar la reunión, más de 18.000 personas. Y día a día sigue el registro.

No estamos en un congreso, sino en un encuentro que es una delicia por varios motivos.

Los norteamericanos son macanudos. Hello, Father! Good morning, Father! Como si nos conociéramos de toda la vida. Me refiero a todo el mundo. Me saluda así el señor con el que me cruzo de mañana, al salir de la parroquia San Agustín en la que me alojo durante estos días. Lo mismo dice la señora que espera, como yo, el ómnibus 48 que nos lleva al Pennsylvania Convention Center, donde tiene lugar el encuentro. Y el policía, y el mozo del bar.

El Centro de Convenciones es un Jurassic Park: enorme, tremendo, pensado en otra época con una visión de muchos, muchos años. Tres cuadras de edificios con innumerables salas comunicadas por pasillos de 20 metros de ancho cubiertos con moquetas sobre las que se puede dormir sin problemas. La sala central parece que tiene 42.000 sillas, lo creo sin dudar.

Where are you coming from, Father? From Iuruguay.  Oooohhh, Iuruguay! You are welcome!!…Can I help you?… ¡Oh, Dios, tanta amabilidad!… Me confunde y me hace querer mucho a esta gente.

El Encuentro es mundial y de todas partes son los 300 expositores que vuelcan con ilusión lo que han estudiado y pensado sobre el matrimonio, la familia, la sexualidad, la educación de los hijos, la preparación para casarse, el seguimiento de los que se casan, los desafíos culturales… El Encuentro, mañana y tarde, supone un enriquecimiento extraordinario que deberemos volcar a nuestro regreso.

Es de Familias del mundo entero y, todas ellas, tienen en común que comparten una idea teologal: es el mismo Dios quien ha inventado el matrimonio y su prolongación natural en los hijos por el amor de los esposos. Los padres y madres que están aquí sienten su responsabilidad y quieren aprender más para hacer mejor su papel y para ayudar a muchos otros a superar las dificultades que se les pueden presentar. Formar una familia «como Dios manda» es para mujeres y hombres capaces de olvidarse de sí mismos y de entregarse por completo a su misión.

Este Encuentro  de Filadelfia es tan importante, que el Papa Francisco, con toda la trascendencia de su viaje a Cuba, a Washington y a Nueva York, desde que llegó a La Habana dijo (ayer lo repitió en Washington) que el motivo de la «patriada» que se está mandando (lo dicen todos los medios) es la familia: quiere venir a fortalecerlas, a animarlas, a agradecerles su empeño por hacer este mundo más humano.

Lo oigo y me viene al recuerdo lo que nos dijo Juan Pablo II en Uruguay: «son las familias cristianas las que harán que nuestro mundo vuelva a sonreír».

Ayer me crucé por la calle con el único «protestón» que he encontrado hasta ahora: un muchacho de cara seria seria y paso rápido lucía en su camiseta esta leyenda: «Too much Christians. Not enough lions». Me hizo gracia y casi me acerco a darle un abrazo. No lo hice por miedo a que me mordiera, pobre.