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Mons. Fajardo presidió Misa de acción de gracias por 100 años de presencia salesiana en Salto

By 28/08/2020No Comments
 

Los Salesianos de Salto estuvieron de fiesta el 15 y 16 de agosto.  Junto con los festejos a Don Bosco el 16 de agosto -en memoria de su nacimiento en 1815- los salteños celebraron 100 años de presencia del carisma en el departamento norteño.

El centenario fue recibido ya desde sus vísperas, con una vigilia organizada en el Colegio Salesiano Nuestra Señora del Carmen. La instancia del sábado antecedió a la medianoche con un espacio de oración, canto y reflexión, del que participaron unos 120 jóvenes y otros 20 animadores. Una vez llegadas las tan ansiadas 00:00 horas del domingo, un despliegue de luces, escenario, empanadas compartidas y fogón dio la bienvenida a un nuevo 16 de agosto.

El Colegio fue una vez más sede de los festejos, esta vez de una multitudinaria misa de acción de gracias por el centenario. La celebración fue presidida por el flamante obispo de Salto, Arturo Fajardo, y contó con la presencia del Cardenal Daniel Sturla (Sdb), el inspector Alfonso Bauer sdb y diversos protagonistas de la larga historia conmemorada. Alrededor de 500 fieles de la comunidad salteña participaron de la Eucaristía, que se realizó en el patio -en un soleado mediodía- del Colegio Nuestra Señora del Carmen.

Durante la fiesta se respetaron todas las medidas sanitarias correspondientes.

El Inspector ,Alfonso Bauer sdb, fue el encargado de dirigirse a los fieles tras la lectura del Evangelio. Comenzó su homilía con una serie de agradecimientos: a Dios, a la presencia de María Santísima, a Don Bosco en el día de su natalicio, a la familia salesiana, a “tantos bienhechores”, educadores y agentes pastorales. «Don Bosco nos enseñó a ser agradecidos. Y de una persona agradecida – nos decía – se puede esperar grandes cosas. Y si tendremos hoy tantos motivos para agradecer», señaló.

Cerró el principio del discurso con un saludo a los niños, niñas y adolescentes presentes: “Ustedes son la razón de nuestra entrega y aquellos que dan significado a nuestra misión”, afirmó Bauer.

“Celebrar la Eucaristía es unir cielo y tierra. Es renovar nuestra comunión con todos aquellos que han sido parte en estos 100 años de entrega y ya están gozando de la presencia del Señor”, expuso el sacerdote.

El Inspector hizo memoria de una historia nacida en el departamento cien años atrás: “Esta semilla fue sembrada en diversos terrenos: ciudad y campaña, centro y barrios, dando mucho fruto que se fue transformando en un vasto movimiento: quien vive y experimenta la educación salesiana se convierte en testigo y comunicador de ese gran don”, dijo. «Somos hijos de un soñador: Don Bosco nos invita a seguir las huellas de aquellos primeros salesianos que pisaron tierras salteñas para transmitir tan rica herencia: ser para los jóvenes, a través de la educación y la evangelización, signos del Amor de Dios acompañándolos para que puedan transformarse en “honrados ciudadanos y buenos cristianos”.

Bauer no dejó pasar la oportunidad de saludar a los exalumnos como “agentes transformadores” en la sociedad
“Estamos de fiesta porque es el cumpleaños de Don Bosco” apuntó. “Y celebrarlo en el ámbito de estos 100 años es bien significativo. Y aunque la pandemia nos rodee, y haya afectado nuestras vidas, vivimos con optimismo y esperanza de sentirnos siempre protegidos por la mano misericordiosa de Dios”, añadió.

Para cerrar la homilía, el inspector Alfonso Bauer exclamó: “Gracias Señor por tu presencia providente en estos 100 años de vida!”

“Fue una de esas celebraciones “10 puntos””, sintetizó Francisco Ardaix, que acompañó la misa desde el coro.
La presencia salesiana en Salto nació un 8 de junio de 1920, cuando -por disposición del entonces inspector salesiano- tres curas y un hermano coadjutor se instalaron en el lugar, recién llegados de Paysandú, departamento vecino. Cuatro días más tarde, asumió al frente de la Parroquia del Carmen el P. Agustín Aschieri, quien se mantuvo hasta el final de sus días 41 años más tarde.

La tarea educativa formal en el Colegio Salesiano Nuestra Señora del Carmen comenzó un 16 de agosto de 1920, fecha en que se recordaba los 105 años del nacimiento de Don Bosco del otro lado del océano, en la localidad rural de I Becchi.

 

Homilía del P. Inspector Alfonso Bauer sdb 

Misa acción de gracias 100 años presencia salesiana de Salto

Celebrar la Eucaristía es acción de gracias:

– Gracias a Dios en primer lugar: porque esta presencia no es sólo fruto de una idea humana, sino de la iniciativa de Dios. Es Él quien anima nuestra vida y nuestra historia y es estando atentos a su querer como nos transformamos en instrumentos suyo.

– Gracias a la presencia materna de María Santísima (bajo la advocación de la Virgen del Carmen – y de María Auxiliadora de los Cristianos): siempre presente en la vida y en la historia de nuestro caminar. Cuando llegan los Salesianos Ella como buena Madre, ya estaba presente, nos estaba esperándonos.

– Gracias a Don Bosco, que vivió la dimensión misionera tan presente en sus salesianos, que inquietos buscan ir aquellos lugares donde se sienten llamados, dejando seguridades y queriendo responder a las necesidades de los jóvenes.

– Gracias a la Iglesia, con sus pastores. En los inicios, Mons. Camacho ofrece a los Salesianos la Parroquia y hoy agradecemos en la persona del flamante obispo de Salto, Mons. Arturo Fajardo. También agradecemos la presencia de Mons. Pablo, obispo emérito de esta diócesis y de cuantos obispos animaron esta Iglesia.

Agradecer también la presencia del Card. Daniel, que también supo acompañar como Inspector la animación de esta comunidad.

– Gracias a los salesianos que han estado y que hoy están. Salesianos del pasado y del presente que han acompañado en los diversos sectores la vida y la misión de esta comunidad cristiana. Desde el Padre Aschieri y primeros salesianos a los de hoy. Y a los salesianos que han surgido como vocación de esta comunidad y han servido y sirven a la Inspectoría desde diversos servicios.

– Gracias a la familia salesiana, que, en sus diversas ramas: Hijas de Mª Auxiliadora, Salesianos Cooperadores, Voluntarias de Don Bosco, Asociación de María Auxiliadora (ADMA), Exalumnos, Exalumnas, las Madres de los Salesianos, han sabido enriquecer con su aporte carismático a la misión, sabiéndose corresponsables de la misma.

– Gracias a tantos bienhechores…no sólo los que han sido generosos con sus dineros, también a aquellos que, con su tiempo, con su disponibilidad, con su compromiso y entrega han dado vida a tantos chicos y chicas. ¡Gracias por tanta generosidad!

– Gracias a la multitud de educadores, laicos, agentes de pastoral, animadores, amigos, que se sienten parte de esta historia que sigue viva y que hoy nos pasa la posta, desafiándonos a seguir siendo constructores comprometidos con la sociedad a través de la educación de los jóvenes. Hoy reafirmamos que el carisma salesiano está vivo y presente en muchos laicos, con fuerza y pujanza desde la dirección del Colegio y tantos educadores del mismo, como en la Obra Social y agentes pastorales en la Parroquia.

– Gracias a los niños, adolescentes y jóvenes, que hoy forman parte de esta presencia participando del Colegio, de la Obra Social o de la Parroquia. ¿dónde están? ¡que levanten la mano! Ustedes son la razón de nuestra entrega y aquellos que dan significado a nuestra misión, queremos ser para ustedes signos visibles y creíbles del Amor de Dios.

Celebrar la Eucaristía es unir cielo y tierra. Es renovar nuestra comunión con todos aquellos que han sido parte en estos 100 años de entrega y ya están gozando de la presencia del Señor. Es sentirnos Iglesia peregrina, comunidad que camina unida, testimoniando la fe en Jesús.

Celebrar la Eucaristía es sentirnos en comunión, en comunidad. Así como Jesús reúne en torno así a sus discípulos para compartir el mandamiento del amor, el servicio desinteresado y su entrega generosa, hoy nos convoca a nosotros para que desde el espíritu de familia tan característico nuestro nos sintamos todos invitados a ser constructores de fraternidad.

Celebrar la Eucaristía es renovar nuestra fe para hacer lo que Él hizo y ser memoria de la presencia de Jesús que vive y camina en medio nuestro.

Don Bosco nos enseñó a ser agradecidos. Y de una persona agradecida – nos decía – se puede esperar grandes cosas. Y si tendremos hoy tantos motivos para agradecer.

Somos hijos de un soñador: Don Bosco nos invita a seguir las huellas de aquellos primeros salesianos que pisaron tierras salteñas para transmitir tan rica herencia: ser para los jóvenes, a través de la educación y la evangelización, signos del Amor de Dios acompañándolos para que puedan transformarse en “honrados ciudadanos y buenos cristianos”.

Y esta semilla fue sembrada en diversos terrenos: ciudad y campaña, centro y barrios, dando mucho fruto que se fue transformando en un vasto movimiento: quien vive y experimenta la educación salesiana se convierte en testigo y comunicador de ese gran don.

Salto recibe a los salesianos, pero a su vez reciben de éstos un aporte cualificado en tantos exalumnos que enriquecen a la sociedad en ámbitos educativos, políticos, culturales, deportivos, en la salud, etc, siendo agentes transformadores buscando una sociedad mejor.

Celebrar la Eucaristía es participar de la Fiesta del Señor. Estén siempre alegres en el Señor, se los repito estén alegres… Les pregunto ¿Estamos alegres? Somos hijos del Santo de la Alegría, que nos muestra en ella el camino de Santidad.

Estamos de fiesta porque es el cumpleaños de Don Bosco. Y celebrarlo en el ámbito de estos 100 años es bien significativo. Y aunque la pandemia nos rodee, y haya afectado nuestras vidas, vivimos con optimismo y esperanza de sentirnos siempre protegidos por la mano misericordiosa de Dios.

Es un momento de agradecimiento y de compromiso. Agradecimiento pues uno valora todo lo cosechado en estos 100 años y compromiso pues la vida continua y es importante no vivir del pasado sino comprometernos a seguir ofreciendo oportunidades de crecimiento particularmente a los jóvenes para que puedan concretar sus sueños.

Que el Señor que comenzó esta buena obra, nos siga acompañando y Él mismo la lleve a término.

¡Gracias Señor por tu presencia providente en estos 100 años de vida!