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Mons. Fajardo: “En la medida en que nos pongamos al servicio de los demás, vamos a encontrar la solución a los grandes problemas”

By 28/09/2015octubre 2nd, 2015No Comments

 

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“Hay que ayudar a la gente a encontrarle sentido a la vida” y a tomar conciencia de  que “vale la pena luchar por un mundo mejor, más justo, más humano y más fraterno”, planteó el Obispo de San José, Mons. Arturo Fajardo, al analizar los males que aquejan a la sociedad uruguaya, consultado por Ecos Regionales. El Pastor admitió que “no es fàcil” involucrar a todas las fuerzas vivas de su Diócesis en esa clave, pero guarda la esperanza de que la presencia y el testimonio del Papa Francisco “va a ayudar”.

El Obispo es optimista en cuanto a la evolución del cristianismo y aseguró que, contrariamente a lo que se piensa, “tiene más futuro que pasado” y , a nivel local, considera que el nombramiento del Arzobispo de Montevideo como Cardenal “nos ha dado un peso y una cierta novedad en la marcha de la Iglesia”. “En la medida en que salgamos, que nos pongamos al servicio de los demás, vamos a encontrar la solución a los grandes problemas que tenemos”, enfatizó.

En la extensa entrevista realizada en el marco de su visita a la Parroquia de Trinidad, Mons. Fajardo profundizó sobre el proyecto de misión de 3 años encarado en su Diócesis, basado en las grandes ideas del Papa de “una Iglesia en salida” y en la importancia de “descubrir que la vida de cada cristiano tiene una misión”. “Siempre tenemos que invitar a los demás a descubrir la belleza de la vida y de la fe y, en ese sentido, tenemos un aporte que dar a la sociedad de sentido y de esperanza, incluso cuando se puedan vivir momentos difíciles”, sostuvo el Obispo que reconoció, no obstante, que el cristianismo ha cometido “algunos errores” al plantear en primer lugar una moral o una doctrina y no “el encuentro con alguien que nos cambia la vida y nos abre un nuevo horizonte, y ese es Jesucristo”.

En la entrevista, el Pastor identificó las dificultades que afronta la Iglesia que peregrina en Uruguay: la formación de los agentes pastorales, la atención pastoral en las distintas comunidades, la formación del clero, la marcha de los colegios, de la Pastoral Juvenil, de las distintas estructuras pastorales y, sobre todo, la tarea de renovación.

El Obispo, que cultiva en estrecha relación con los jóvenes por su rol de Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, reconoció dificultades en la familia y en la educación de los hijos, pero, aseguró que “cuando hay propuestas atrayentes, motivadoras, interesantes los chicos se prenden y son capaces de sacar fuerza y solidaridad”.

Consultado sobre la búsqueda de justicia de las organizaciones de derechos humanos y los familiares de los desparecidos en la época de la dictadura, Mons. Fajardo contestó con contundencia: “todos tenemos derecho a saber dónde están los desaparecidos. Mis padres fallecieron hace poco tiempo y saber dónde están es un derecho”.

Compartimos las partes medulares de la entrevista de ECOS REGIONALES


DESAFIOS DE LA DIOCESIS

-¿Con qué realidad se encontró el Obispo de acuerdo a esos informes? ¿Los problemas son comunes a todas las parroquias o ellos difieren según el lugar?

Los desafíos son más o menos parecidos. Sin dudas que ha habido una impronta muy importante del Papa Francisco; en el Uruguay lo que ha generado el nombramiento del Arzobispo de Montevideo como Cardenal nos ha dado un peso y una cierta novedad en la marcha de la Iglesia en nuestro país.

Nosotros estamos entrando en un proyecto de misión por tres años, que tiene como base las grandes ideas del Papa Francisco, una Iglesia en salida y descubrir que la vida de cada cristiano tiene una misión que cumplir. Una misión en lo social, una misión en el ambiente donde se mueve; eso que dice el Evangelio, que tenemos que ser sal, luz y fermento en la masa. Y eso como realizarlo en la vida ordinaria de nuestras comunidades.

En Semana Santa hemos realizado un retiro diocesano y ahora se está repitiendo en cada una de las comunidades de la Diócesis; o sea que la idea es hacer una puesta a punto de este proceso de renovación, de revitalización, de fortalecimiento de la actividad y poner todo en una clave de salida, como dice el Papa.

El Papa Francisco pide una Iglesia en salida, una Iglesia al encuentro de las periferias humanas y existenciales. En eso estamos.

La Iglesia tiene sus ritmos, a veces quisiera que fuera un poco más ágil pero tenemos una estructura que hay que mantener y hay que combinar con la tarea misionera, que no es fácil.

En ese contexto las dificultades son las mismas siempre; la formación de los agentes pastorales, la mejor atención pastoral en las distintas comunidades, la formación del clero, la marcha de los colegios, la marcha de la Pastoral Juvenil, de las distintas estructuras pastorales y sobre todo la tarea de renovación.

VISITA DEL PAPA A SUDAMERICA

-¿Qué dejó a su criterio la visita del Papa Francisco a Sudamérica?

Sin dudas que ha generado un gran entusiasmo. He hablado con algunos de los que participaron en la misa en Paraguay, Mons. Sturla, Mons. Wirz, Mons. Scarrone y Mons. Garín, Hna. Rosario y otros de Trinidad que concurrieron, siendo muy removedor el encuentro del Papa con las distintas comunidades.

Sin dudas que para la Iglesia paraguaya –de la misma forma que para la de Ecuador y Bolivia- va a ser un impulso para la tarea evangelizadora, que es la tarea de la Iglesia. Lo que decía un sacerdote ortodoxo, Martin, que el cristianismo tiene más futuro que pasado, contrariamente a lo que se piensa. Porque es una carga de sentido, una carga de vida que tiene esa finalidad de renovar y de dar sentido a la vida de la gente.

-El mensaje del Papa Francisco tocó varios temas concretos, entre ellos la pobreza, la discriminación y la justicia. ¿Qué le sugiere la visión del Papa en esos temas y cómo se recoge ese mensaje?

Él acaba de publicar una Encíclica Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, que es muy interesante. Algunos dicen que es un pequeño compendio de la doctrina social de la Iglesia.

Muchos de los temas que trata en ese documento los retomó en este viaje; el cuidado del medio ambiente, la búsqueda de la justicia social, una justa distribución de la riqueza, el tema de la solidaridad, la idolatría del dinero y del poder que muchas veces ha criticado, y no poner los bienes en servicio del bien común, que es la gran intuición de la Iglesia desde los Santos Padres, después con León XIII y  la primera Encíclica Social Rerum Novarum sobre la que los Papas han ido escribiendo.

La Iglesia no tiene en concreto un modelo económico-social para proponer, pero si las grandes intuiciones, que hay que buscar el bien común. Los grandes principios artiguistas estaban basados en esa doctrina. Que los más infelices sean los más privilegiados, decía Artigas cuando el Reglamento de Tierras.

Esas son grandes intuiciones que después no es tan fácil en la economía globalizada ponerlas en práctica, pero es en lo que se ha basado el Papa en este viaje, en recordar y pasar por el corazón esos grandes principios del cristianismo que está desde las primeras comunidades cristianas. La puesta en común de los bienes, la ayuda a los pobres, a los niños, a las viudas. Eso es como estar en el origen del cristianismo.

-¿Cómo se proyecta el mensaje del Papa cuando pidió humildemente perdón no  solo por las ofensas de la propia Iglesia sino por todos los crímenes contra los pueblos originarios, durante la llamada conquista de América?

Ya lo había hecho Juan Pablo II cuando los 500 años del proceso de evangelización y creo que es así. El Padre Bartolomé de las Casas defendió la dignidad de los indios pero hubo otros que unieron la cruz a la espada.

Una cosa importante no es sacar de contexto histórico aquel momento, porque con la visión que tenemos hoy de los derechos humanos y de otras cosas, es muy fácil extrapolar los juicios históricos sobre aquel momento. Eran otras las circunstancias que se vivían.

A veces hay una mirada demasiado idealizada sobre lo que eran las culturas, porque también había pueblos que oprimían a otros pueblos. Pero de hecho si, es verdad, que muchas veces no se actuó con los principios evangélicos y se quiso imponer la fe a la fuerza y eso produjo el no valorar suficientemente las culturas originarias. En eso el Papa como Latinoamericano es muy sensible a esa realidad.

-El Papa no se olvidó de los jóvenes y tuvo para ellos un singular mensaje, cuando dijo: “Hagan lío”. ¿Cómo se interpreta ese concepto?

Como removedor. A veces nos quejamos de los jóvenes, pero cuando se le dan oportunidades se destacan. Hace poco participé en San José de lo que se llama El Pachacutí, una actividad que organizan los Jesuitas y que quiere decir “el mundo al revés”. Por una semana jóvenes universitarios se dedicaron a construir viviendas en MEVIR, hacer horas para gente que no podía hacer las horas, arreglar escuelas, capillas. Estuvieron trabajando en muchísimos lugares del país y después todos fueron a San José, teniendo el fogón en el Colegio de la Sagrada Familia y al otro día la Eucaristía final llenando la Catedral.

Una dice que cuando hay propuestas atrayentes, motivadoras, interesantes los chicos se prenden y son capaces de sacar fuerza y solidaridad. Ojalá muchos jóvenes hagan lío en ese sentido, ellos traen la alegría, la fuerza propia de la juventud.


LOS JOVENES Y LA BUSQUEDA DE SENTIDO

– Muchas veces se les culpa a los jóvenes de los males de la sociedad, ¿hay verdaderamente pérdida de valores?

No es una novedad para nadie que hay dificultades en la sociedad, dificultades en la familia, se han perdido algunos de los elementos. Por ejemplo la puesta de límites es muy difícil para los padres de hoy. Esos límites son los que también educan, porque la vida no es todo que sí.

En la práctica muchas veces nos topamos con la dura realidad y entonces me parece que es verdad que hay una pérdida, aunque en el fondo de toda persona hay una búsqueda de lo bueno, de lo bello, de lo verdadero, de lo noble y cuando esos grandes ideales se proponen en forma interesante, hay un escucha de eso.

Siempre me acuerdo de una frase de San Agustín que fue un joven insatisfecho, que vivió apartado en momentos de su vida, en la búsqueda de la verdad. Él decía: Las confesiones que narra su proceso de conversión no existe para ti Señor y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti. Creo que esa es una verdad grande, porque en el corazón de la persona humana está la búsqueda de la belleza, de la verdad, de la justicia y eso es lo único capaz de saciar el ansia infinita de toda persona humana.

En el fondo del corazón de todo hombre está esa búsqueda para hablar de una trascendencia y de la vida eterna. Y en eso el cristianismo quizá ha tenido también algunos errores. A veces el cristianismo ha planteado un conjunto de doctrina o una moral.

Ya lo decía el Papa Benedicto, el cristianismo no es primeramente una moral ni una doctrina, sino es el encuentro con alguien que nos cambia la vida y nos abre un nuevo horizonte, y ese es Jesucristo.

Lo dice el Papa Francisco, en el encuentro con Jesús siempre nace y renace la alegría. Siempre tenemos que invitar a los demás a descubrir la belleza de la vida y la belleza de la fe, y en ese sentido tenemos un aporte que dar, de sentido y de esperanza a la sociedad, incluso cuando se puedan vivir momentos difíciles.


JUSTICIA PARA LOS DESAPARECIDOS

– ¿Cómo interpreta el sentido de justicia que buscan las organizaciones de derechos humanos y los familiares de los desparecidos en la época de la dictadura?

Es un hecho de justicia el saber dónde están. Todos tenemos derecho a saber dónde están los desaparecidos. Mis padres fallecieron hace poco tiempo y saber dónde están es un derecho.

EL EFECTO FRANCISCO

– ¿Cuáles son los temas que más preocupan de aquí para adelante y cuánta incidencia tendrá el mensaje del Papa Francisco en la misión a cumplir?

El Papa tiene una frase muy linda que dice que una Iglesia accidentada, una Iglesia enferma. Uno sale a la calle y puede tener un accidente, pero si uno se queda encerrado en sí mismo mirándose el ombligo, eso llena de oscuridad. En la medida en que salgamos, que nos pongamos al servicio de los demás, vamos a encontrar la solución a los grandes problemas que tenemos. Esa es la visión y en eso estamos. Como conjunto también la Iglesia que peregrina en San José, el lema que hemos puesto es Mi vida es misión y la Iglesia en salida. Si uno descubre que tiene una misión que cumplir, que es dejar el mundo un poquito mejor de lo que era cuando lo encontró. Aunque sea un poquito.

La Madre Teresa de Calcuta decía: ¿Qué es lo que hacemos nosotros? Es como una gotita en el mar, pero sin esa gotita el mar no sería lo mismo. Como comunidad cristiana estamos llamados a ponernos en esa clave, ir a las periferias geográficas y existenciales, porque el Papa habla de las periferias existenciales. Cuánta gente no le encuentra sentido a la vida.

Hoy el índice de suicidios en el Uruguay es de los más grandes de América Latina. Hay que ayudar a la gente a encontrarle sentido a la vida, que la vida vale la pena a pesar de sus dificultades y que vale la pena luchar por un mundo mejor, más justo, más humano, más fraterno.

La idea es que todas las fuerzas vivas de la Diócesis se puedan poner en esa clave. Eso no es fácil, siempre tenemos que superar las inercias, las costumbres, las dificultades, pero tenemos la esperanza que también la presencia y el testimonio del Padre Francisco nos va a ayudar en eso. Es el primer Papa Latinoamericano, un Papa jesuita, un Papa que nos conoce, que conoce mucho a Uruguay, algunos jesuitas uruguayos fueron compañeros de estudio de él. Su venida si se da el año que viene va a ser una oportunidad de reavivamiento y de entusiasmo para todos nosotros.

En base a entrevista de Ecos regionales  reproducida en sitio web de Diócesis de San José