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Mons. Fajardo a Andrés Paredes: “Como San José, pido que cuides el Misterio de Dios que crece en su casa, el pueblo de Dios”

By 25/11/2016No Comments

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“No somos funcionarios ni burócratas, somos seguidores del Señor, testigos de la alegría del Evangelio”, recordó el Obispo de San José de Mayo, Mons. Arturo Fajardo, en la ordenación diaconal del seminarista Andrés Paredes, celebrada el sábado 19 de noviembre en la Catedral de San José.

Mons. Fajardo invitó al nuevo diácono a  “permanecer con el Señor en su Cuerpo, que es la Iglesia, en el servicio a los hermanos, en unión con el Obispo y el presbiterio”. Le encomendó, asimismo, a cuidar, tal como lo hizo San José, “el Misterio de Dios que crece en su casa, el pueblo de Dios”.

Feligreses de San José y de Flores, familiares y amigos, junto a algunas delegaciones de Montevideo y de otros rincones del país acompañaron en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo a Paredes, quien eligió como lema de su ordenación diaconal: “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya” (Jn 3,30).

Al comienzo de la celebración el Obispo agradeció la presencia de los asistentes y, especialmente de Mons. Tróccoli y del P. Mario Hernández, decano del presbiterio de la Diócesis con más de 60 años de servicio en el ministerio sacerdotal y 88 de vida, recientemente cumplidos. Actualmente se encuentra en el Hogar Sacerdotal de Montevideo.

Luego de las lecturas y la proclamación del Evangelio, comenzó el llamado “Rito de Ordenación Diaconal”. Fue Mons. Milton Tróccoli, rector del Seminario Mayor, quien presentó al candidato y pidió la Ordenación Diaconal al Obispo Diocesano.

“Discipulado, configuración y misión”

Mons. Fajardo desarrolló su homilía en torno a tres palabras: “Discipulado, configuración y misión”. El pasaje del Evangelio de San Lucas proclamado en la celebración, narra el diálogo de Jesús con el “buen ladrón” en el momento en que ambos eran crucificados: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.  “Es la puesta en presente del misterio de la salvación, la acción de Dios es un continuo presente”, comentó el Obispo, al tiempo que explicó que la expresión “hoy” es “el tiempo de la acción de Dios, es el punto de partida del discipulado, Él nos llamó a todos para estar con él. El cristianismo es un encuentro, un acontecimiento, un don, el encuentro con la vida que vence a la muerte”.

El Obispo remarcó el hecho de que la celebración tuviera lugar en el Santuario de San José, Iglesia Catedral: “signo de lo que es la iglesia de Dios, es obra de Dios sobre todas las cosas”. Refiriéndose al proceso de refacción que se lleva adelante en las cúpulas de la Catedral, subrayó que “la Iglesia siempre va a estar en obra, siempre estará reformándose y reconstruyéndose”. “Cada día todos nosotros debemos ser restaurados por la gracia de Dios para convertirnos a Él una y otra vez. Conscientes de nuestras miserias, pero confiados en la misericordia del Señor”, destacó.

Al final de su homilía el Obispo dirigió unas palabras a Paredes animándolo a configurarse con el Señor, a conformarse con Él, a “tomar la forma y la figura del que vino a servir y no a ser servido, a dar la vida”. Esto se expresa en el sentido mismo del apostolado del diácono” ser “servidor del Señor en su pueblo”, precisó.

Al referirse a la última palabra que eligió para su reflexión “misión”, Mons. Fajardo dijo que “la iglesia existe para la misión. El Señor nos envía a anunciar la Buena Nueva y nos promete que siempre va a estar con nosotros”. Citando el lema del proyecto pastoral de la Diócesis, “Iglesia en salida. Mi vida es misión” el obispo expresó que la preocupación de la Iglesia debe ser siempre la evangelización, salir de sí misma, “el que se contempla a sí mismo no resplandece”, ejemplificó.

Fajardo aludió, asimismo, a la gran devoción que el seminarista tiene por el Patrono de la Diócesis, San José. “Dichoso el hombre que encontró a San José”, dijo el Obispo y le auguró a Paredes que como él “cuide el misterio de Dios que crece en su casa, el pueblo de Dios”. “Te encomiendo a la Virgen de los Treinta y Tres, nuestra capitana y guía, y pido para ti lo que debemos pedir para nosotros: que Él crezca y que nosotros disminuyamos”, concluyó el Obispo citando la frase que Paredes eligió para su Ordenación.

Imposición de manos y plegaria

La imposición de las manos y la Plegaria de Ordenación son los elementos esenciales del rito de Ordenación Diaconal. El momento se acompañó en silencio y profunda oración.

Luego, los jóvenes de la parroquia Nuestra Señora de Luján acercaron los ornamentos propios del Diácono, la estola y la dalmática. Los encargados de imponer estos ornamentos fueron el Diácono Fausto Castaño, de la Diócesis de Minas. junto al Pbro. Adrián Pérez, de la Arquidiócesis de Montevideo.

El Obispo hizo entrega del evangeliario para continuar con el saludo de paz y la bienvenida al cuerpo diaconal por parte de los Diáconos presentes.

Acción de Gracias

Al finalizar la Santa Misa el flamante Diácono hizo uso de la palabra. “Quiero darle gracias a Dios por este paso importante previo a la ordenación sacerdotal, donde Cristo y la Iglesia me confían una dimensión del ministerio, la de servir”, expresó Paredes.

En estas expresiones el nuevo Diácono tuvo el gesto de agradecer en primer lugar a Dios “porque me llamaste a la vida”, a la vez que agradeció a los familiares y a quienes han estado cerca de él en este tiempo”. Recordó que fue bautizado en esa Iglesia Catedral, en el mismo lugar donde se postró, un 3 de diciembre de 1989 por medio del recordado P. Luis Palermo. “Sé que me queda grande, pero mirando mi propia vida veo que eliges instrumentos frágiles e imperfectos. Espero poder servir siempre con humildad y alegría”, manifestó.

Tuvo palabras de agradecimiento para con la Iglesia, la Diócesis “donde están echadas mis raíces”, el Obispo diocesano, todas las comunidades, religiosos, sacerdotes y los jóvenes que han estado presentes en su camino.

Agradeció, asimismo, a sus compañeros y amigos del Seminario y a Mons. Tróccoli, su actual Rector “que para mí ha sido realmente un padre y siempre ha creído en nosotros”. “Un ‘gracias’ especial a los amigos. Lleno de alegría he descubierto que no son pocos. Con algunos no compartimos la misma fe, pero aquí están también. Hay amistades que vienen de mucho tiempo, por ahí anda mi barra de toda la vida, y otros queridos amigos”, expresó.

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