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Mons. Bonino celebró sus bodas de plata como Obispo en Misa conclusiva de Encuentro Nacional de CEBs

By 28/10/2015octubre 30th, 2015No Comments

misa tbo

Mons. Julio Bonino celebró este Domingo sus 25 años de Obispo, en la Eucaristía concelebrada por el Nuncio Apostólico, Mons. George Panikulam y los obispos de las otras Diócesis del país, en el club Democrático de la ciudad de Tacuarembó. Sacerdotes, diáconos, seminaristas y cientos de feligreses se sumaron a los 700 participantes del 7o. Encuentro Nacional de CEBs que durante el fin de semana tuvo lugar en la ciudad de Tacuarembó.

El 25 aniversario de la consagración episcopal de Mons. Bonino se cumplió el 18 de marzo, no obstante, el Obispo decidió celebrarlo en la Misa conclusiva del Encuentro Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base.

El Nuncio Apostólico en Uruguay dirigió un saludo a Mons. Bonino en el que le auguró “copiosas bendiciones para el tiempo que resta de su ministerio episcopal y para sus futuros años de vida”. Provocando apluasos en los participantes de  la Misa, el representante del Papa en Uruguay  aseguró que  «Mons. Julio César, que lleva en sus apellidos un doble `Bonino’ (palabra que en italiano deriva de “bueno”), no puede ser menos bueno en el futuro». Aludiendo a la Carta a los Hebreos Mons. Panikulam recordó que “el éxito o el fracaso del ministerio Sacerdotal o Episcopal radica en mantener el equilibrio entre dos aspectos del Ministerio sacerdotal y episcopal que están intrínsecamente vinculados: “Sin ser fieles a Dios, no podemos ser hermano de los hermanos; y sin ser hermano de los hermanos, no podemos ser fieles a Dios”. “Sufrimientos y críticas, tentaciones y provocaciones formarán parte de nuestro ministerio salvífico. Mas, nuestro gozo se encuentra precisamente en cumplir nuestra misión de llevar hacia Dios a la gente que ha sido confiada a nuestro cuidado”, destacó el Nuncio Apostólico.

Mons. Panikulam evocó, asimismo, en su mensaje, las palabras de la primera Carta de San Pedro, dirigida a los pastores de la comunidad: “Cuiden de las ovejas de Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de buena voluntad, como Dios quiere, y no forzadamente ni por ambición de dinero, sino de buena gana. Compórtense no como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo para ellos. Así, cuando aparezca el Supremo Pastor, ustedes recibirán la corona perenne de la gloria”. Al culminar sus palabras, el representare del Papa en Uruguay le deseó a Mons. Bonino “que el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza sea para Usted modelo y fortaleza, que sus hermanos sacerdotes y la feligresía confiada a su cuidado sean para Usted cada día motivo de alegría y de bendición”.

SALUDO DEL PAPA

El sábado 24, al inicio del encuentro de las CEBs, se dio lectura a un mensaje del Papa en el que saludó a los participantes del 7 Encuentro Nacional de Comunidades Eclesiales de Base en el que les anima a “profundizar en la identidad cristiana de discípulos misioneros que lleven la alegría del Evangelio y la presencia misericordiosa de Dios a las periferias existenciales del mundo actual”.

IMAGENES DE LA MISA Y ALMUERZO CON OBISPOS


Palabras del Señor Nuncio en ocasión del cumpleaños de Mons. Bonino y del 25º aniversario de su Ordenación Episcopal Tacuarembó, 25 de octubre de 2015

Estamos reunidos hoy alrededor del Altar del Señor en esta hermosa Catedral de la Diócesis de Tacuarembó, para agradecer al Señor por todo el bien que Él ha regalado a Su Excelencia Monseñor Julio César Bonino Bonino durante sus 68 años de vida como cristiano y como sacerdote. Y hoy especialmente queremos agradecer por sus 25 años de ministerio episcopal, en los que el Señor, por medio suyo, ha regalado tanto bien a los demás.

Al querido Mons. Bonino van nuestros más cordiales augurios en esta doble celebración, mientras elevamos nuestros corazones al Señor para pedirle sus copiosas bendiciones para el tiempo que resta de su ministerio episcopal y para sus futuros años de vida. Estamos seguros de que Mons. Julio César, que lleva en sus apellidos un doble “Bonino” (palabra que en italiano deriva de “bueno”), no puede ser menos bueno en el futuro. La Carta Magna del Sacerdocio del Nuevo Testamento, la Carta a los Hebreos, describe el Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento como “hombre fiel a Dios” y “hermano para los hermanos”.

Toda la Carta está estructurada sobre estos dos temas. El Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza es un hombre totalmente fiel, como Hijo, a su Padre. Su actitud fue: “Aquí estoy, para cumplir tu voluntad”. Como el siervo de Jahweh en Isaias, él sufrió, se ofreció a sí mismo en la cruz, y a través de su resurrección y ascensión, fue constituido Señor del universo. Por otra parte, él se hizo uno de nosotros, se despojó de si mismo, cargó sobre sí el pecado del mundo; solidarizándose con cada persona humana, se ofreció como sacrificio de expiación por todos, sin excluir a ninguno. Así, él abrió para toda la humanidad el acceso a Dios.

La Carta a los Hebreos habla de “llevar a la perfección”, es decir, a la salvación. De este Sumo Sacerdote, fiel a Dios y hermano para sus hermanos, recibimos nuestro sacerdocio. Sin ser fieles a Dios, no podemos ser hermano de los hermanos; y sin ser hermano de los hermanos, no podemos ser fieles a Dios. Los dos aspectos están intrínsecamente vinculados. Y el éxito o el fracaso del ministerio Sacerdotal o Episcopal radica en mantener el equilibrio entre estos dos aspectos, el vertical y el horizontal. Sufrimientos y críticas, tentaciones y provocaciones formarán parte de nuestro ministerio salvífico. Mas, nuestro gozo se encuentra precisamente en cumplir nuestra misión de llevar hacia Dios a la gente que ha sido confiada a nuestro cuidado. En este contexto, es oportuno recordar las palabras de un Obispo, que fue primeramente un gran pecador y después llegó a ser un gran Santo, Agustín de Hipona: “Con ustedes soy un cristiano, y eso me alegra; mas para ustedes soy un Obispo, y eso me asusta”.

Concluyo con las palabras de la primera Carta de San Pedro, dirigida a los pastores de la comunidad: “Cuiden de las ovejas de Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de buena voluntad, como Dios quiere, y no forzadamente ni por ambición de dinero, sino de buena gana. Compórtense no como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo para ellos. Así, cuando aparezca el Supremo Pastor, ustedes recibirán la corona perenne de la gloria”.

Querido Mons. Julio César, a Usted van en este su día nuestro cariño y nuestros augurios, nuestra estima y nuestra oración. Que el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza sea para Usted modelo y fortaleza, que sus hermanos sacerdotes y la feligresía confiada a su cuidado sea para Usted cada día motivo de alegría y de bendición. Muchas gracias