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Mons. Bodeant en la tierra de Mons. Oscar Romero, Mártir

By 06/02/2015febrero 13th, 2015No Comments

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Unas semanas antes del anuncio de la beatificación de Mons. Oscar Romero, el Obispo de Melo, Mons. Heriberto Bodeant, visitó El Salvador y compartió sus impresiones en su blog Dar y Comunicar

En la tierra de Mons. Oscar Romero, Mártir

En 1980, tras una década de violencia política, se desató en El Salvador una verdadera guerra civil, que duró hasta 1992, dejando 75.000 muertos y desaparecidos. Entre quienes trataron de impedir, infructuosamente, la masacre, estuvo el arzobispo de San Salvador, Mons. Óscar Arnulfo Romero. El 23 de marzo de 1980, hizo un dramático llamado: “Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles… Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: “No matar”. Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión”.

Al otro día, 24 de marzo, Mons. Romero fue a celebrar Misa en la capilla del Hospital oncológico de la Divina Providencia. Él tenía su casa en el terreno del hospital, perteneciente a religiosas carmelitas. En el momento en que estaba haciendo su homilía (no en el de la consagración, como muchos creen) cayó al suelo detrás del altar, alcanzado por una bala explosiva que le dio en el corazón. El disparo, según los testimonios más verosímiles, vino de un auto que se estacionó por un momento en la calle. Durante su entierro, el domingo 30 de marzo, las fuerzas de seguridad dispararon sobre la inmensa multitud. Entre los disparos y la estampida de la gente, murieron 44 personas.

En estos días pasados llegué por primera vez a El Salvador, aunque una vez pasé algunas horas en el aeropuerto. Visité la diócesis de San Vicente, siendo recibido por su Obispo, Mons. José Elías Rauda, franciscano. Lo acompañé en algunos momentos de su agenda y conversamos sobre la posibilidad de algún sacerdote de su Diócesis para colaborar temporalmente en la Diócesis de Melo. El diálogo quedó abierto.

Estuve luego con el Director de las Obras Misionales, P. Estéfano y su secretaria, Marta, que me guiaron en visita a la tumba de Mons. Romero y al lugar de su martirio. Con ellos también estuve viendo posibilidades de colaboración misionera de El Salvador con nuestra Diócesis, y también quedó abierto el diálogo: seguiremos conversando sobre el tema. En El Salvador se espera que el Papa Francisco anuncie pronto la beatificación de Mons. Romero, ya que la Congregación para las causas de los Santos reconoció anteayer como martirio la muerte de Mons. Romero.

La visita a la tumba y a la capilla donde fue asesinado fue para mí un momento de fuertes emociones. Recé allí por nuestra Iglesia en el Uruguay, por mis hermanos obispos, por los sacerdotes, los diáconos, y por todos los fieles de nuestra Diócesis. Les invito a rezar por la beatificación de este pastor latinoamericano que dio la vida por sus ovejas: Oh Jesús, Pastor Eterno: tú hiciste de monseñor Oscar Romero un ejemplo vivo de fe y caridad, y le concediste la gracia de morir al pie del altar en un acto supremo de amor a ti. Concédenos, si es tu voluntad, la gracia de su beatificación. Haz que sigamos su ejemplo de amor por tu Iglesia, por tu Palabra y la Eucaristía; y te amemos en los más pobres y necesitados. Te lo pedimos por la intercesión de la Virgen María, Reina de la Paz. Amén.

 

CARTA DESDE EL DESIERTO
Luego de su paso por El Salvador, Mons. Heriberto Bodeant siguió viaje rumbo a Estados Unidos donde cumplió una intensa agenda que incluyó su participación en el Encuentro de Obispos que organiza el Instituto Acton, junto a otros 70 obispos de 31 países. En el encuentro participaron, asimismo, los Cardenales Reinhardt Marx, de Alemania y Andrés Rodríguez Madariaga, de Honduras, ambos cercanos colaboradores del Papa Francisco.

Todos los detalles de la segunda parte del viaje de Mons. Bodeant:

sábado, 31 de enero de 2015

Nueva Carta desde el Desierto

 

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Cardenal Madariaga hablando para los laicos en S. Bernardino

En el mes de julio del año pasado escribí una Carta desde el Desierto, cuando vine al Valle de Coachella, en el Desierto Bajo de California, a participar del programa de Cooperación Misionera de la Diócesis de San Bernardino. En aquel momento sabía que -Dios mediante- tenía la posibilidad de volver en 2015… y aquí estoy. Llegué a Los Ángeles en la noche del jueves 15 de enero. Me esperaba aquí la familia de mi primo Rafael, y con ellos me quedé en los primeros días. El domingo celebré Misa en la parroquia a la que ellos suelen asistir (San Patricio, en North Hollywood). Con la familia de mi primo en la Parroquia S. Patricio Con un grupo de la Parroquia S. Patricio, North Hollywood El lunes 19 visité los estudios de ESNE El Sembrador, un servicio de radio y TV católico.

Después de otro día en familia, el miércoles 21 viajé a San Diego para participar en un encuentro de Obispos que organiza el Instituto Acton, invitación que me hace posible este viaje. Éramos 77 obispos de 31 países, lo que hace que sea un evento muy rico en encuentros e intercambios. Tuvimos la presencia de los Cardenales Reinhardt Marx, de Alemania y Andrés Rodríguez Madariaga, de Honduras, ambos cercanos colaboradores del Papa Francisco. Con realismo y esperanza nos hablaron de los cambios que la Iglesia va viviendo con el pontificado de Francisco.

Del sábado 24 al lunes 26 estuve en la parroquia San Marcelino en la ciudad de Commerce. Allí el responsable es un laico llamado Humberto Ramos. Con él nos conocemos de otras venidas por estos lados, y siempre le ofrezco la posibilidad de ayudar en su parroquia, que no cuenta con sacerdote residente. Esta vez me asignó a un encuentro de mujeres, “Encuentro Misionero”, un movimiento que se inició dentro del marco de los Cursillos de Cristiandad pero que luego fue tomando otros acentos, sobre todo dirigido a los mexicanos. Se inició precisamente donde estoy ahora, en el Valle de Coachella y desde allí se extendio en algunos lugares de California y llegó después a México.

El martes 27 una religiosa que estuvo en el encuentro me llevó a pasear un poco y fuimos a la ciudad de Long Beach, a caminar por la costa del mar. Había allí unas islitas muy pintorescas, con graciosas palmeras… todas artificiales: son lugares de carga de petróleo. Eso sí, ¡muy adornados para no estropear el paisaje! Long Beach: a la izquierda, isla artificial para carga de petróleo.

El miércoles 28 fue otro día tranquilo en casa de mis primos, y el jueves 27 una intensa jornada. Frederico, un melense que desde hace años es capellán laico en un Hospital de Los Angeles, me llevó a conocer el equipo que él integra en el Saint Camilius Center (un equipo interreligioso, incluido Hinduismo e Islam) y el lugar donde él ejerce su capellanía, que consiste en el acompañamiento de personas enfermas de cáncer que están en cuidados paliativos. Equipo de Capellanes del Hospital de Los Angeles De allí, me llevó a la Diócesis de Orange, donde pude encontrarme con el Obispo Kevin Vann, a quien conozco de otros encuentros. Visité también al responsable de la Oficina de Misiones, viendo la posibilidad de que nuestra Diócesis participe en el programa de Cooperación Misionera de Orange. Quedó abierta una perspectiva interesante. Con el Obispo de Orange. Al fondo, su nueva Catedral Esa noche del 29, Frederico me llevó a San Bernardino, donde cenamos con el Obispo auxiliar, Mons. Rutilio, en cuya casa me quedé hasta hoy de mañana. El 29 no comí ñoquis, pero no porque no hubiera dónde: El viernes por la noche estuve en el Centro Pastoral de San Bernardino, donde el Cardenal Rodríguez Madariaga dio una charla sobre Aparecida para unos 400 laicos de la Diócesis. Cardenal Madariaga hablando para los laicos en S. Bernardino

Dentro de una hora tengo la Misa aquí en Coachella, reencontrándome con esta comunidad que visité en julio. Aquí es invierno, son las 17 horas… pero hay 22° de temperatura. Se está muy bien.