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Mensaje de Adviento de Mons. Julio Bonino

By 07/12/2012diciembre 12th, 2012No Comments

Un nuevo Adviento: “Voz del que grita en el desierto: Preparen el camino al Señor, nivelen sus senderos”.  (Mt 3,3)

Una vez mas nuestra Madre Iglesia golpea las puertas de nuestras vidas anunciándonos que llega una nueva Navidad.

Comienza así un nuevo Adviento. Una nueva oportunidad de intentar prepararnos para descubrir la presencia  de Jesús en las circunstancias en que nos encontramos en este tramo de nuestra existencia. Se trata de hacer lugar para que la luz de su proximidad  ilumine todas las circunstancias en las que nos encontramos.

Y en este año de la fe, renovamos nuestra convicción de que realmente Jesús  vino, viene y vendrá: su venida histórica a Palestina en el pasado, su venida sacramental en el presente y su venida gloriosa al fin del mundo. Y en la escuela de la fe profundizamos la pedagogía que nos enseña -cuando se trata de salvar a quien está perdido-, de liberar a quien está oprimido, que no es otra que la de la encarnación: solo puede ser redimido   lo que es asumido. En este adviento nos preparamos para celebrar que Él está con nosotros proponiéndonos el optimismo evangélico para poder responder a estos momentos de crisis de la Iglesia y de la sociedad  con renovada fuerza espiritual.

Jesús nacido en Belén nos interpela para interpretar los signos de los tiempos

Jesús, el Hijo de Dios nace entre nosotros, está presente en esta nuestra historia y de allí la exigencia de nuestra oración contemplativa que nos lleve a escuchar con atención y discernir  “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap 2,29), a través de los signos de los tiempos en los que Dios se nos manifiesta.

En el documento de convocatoria del Concilio Vaticano II, (que estamos invitados a estudiar particularmente en este Año de Fe), el beato papa Juan XXIII, justamente el 25 de diciembre de 1961, decía textualmente: ”Haciendo nuestra la recomendación de Jesús, de saber distinguir los signos de los tiempos, creemos distinguir en medio de tantas tinieblas, numerosas señales que nos infunden esperanza sobre los destinos de la Iglesia y de la humanidad”

Jesús nacido en el pesebre de Belén nos indica hacia donde debe dirigirse nuestra mirada para descubrirlo y escucharlo: contemplarlo sobretodo en los mas pobres y abandonados.

Como nos dice el documento de Aparecida:” los cristianos estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos. Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo”. ”Cuanto lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron”. Y nos hace una lista de aquellos que debiéramos privilegiar: …víctimas de la violencia, de trata de personas, desaparecidos, enfermos de sida, tóxico dependientes…personas con capacidades diferentes, desempleados, personas que viven en la calle…presos.”

En la oscuridad de la noche de Belén se encendió una luz: el Creador del universo se encarnó uniéndose a la naturaleza humana.

Navidad no es solo una fiesta de familia, ni una cena especial. Navidad es un tiempo que comienza esta  Noche Buena y culmina el domingo 13 de enero con la fiesta del Bautismo del Señor. Aprovechemos las cuatro semanas de adviento para prepararnos a celebrar una auténtica Navidad cristiana. Resistamos el condicionamiento que nos provoca esta sociedad consumista en que la Navidad corre peligro de perder su significado espiritual, para convertirse en una mera ocasión comercial de compras e intercambio de regalos. La iglesia nos ofrece la ayuda de tres personajes que supieron esperar y descubrir  a este Dios con nosotros: Isaías, Juan Bautista y María a quien especialmente le pedimos nos conceda ese recogimiento interior para gustar la inmensa alegría que nos trae el nacimiento del Redentor

¡Feliz Navidad!

+ Julio