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La “esperanza” al participar de una “Asamblea única, la primera, donde todos somos iguales, donde todos tenemos voz, donde todos caminamos juntos, donde prima el amor a la vida y a nuestros hermanos sufrientes, donde la Iglesia se convierta verdaderamente en SINODAL”, fue una de las primeras sensaciones explicitadas por Hugo García, integrante del Departamento de Laicos (DELAI) de la CEU, tras participar junto con 10 uruguayos más en la primera Asamblea Eclesial en América Latina y el Caribe, celebrada del 21 y el 28 de noviembre.

Al pasar raya a la experiencia destacó que “no cabe dudas de que la Asamblea Eclesial era esperada con mucha ansiedad y en especial por los delegados de nuestro país. Vivir esta instancia llevó a que pudiéramos tener la oportunidad de discernir los dolores de nuestra América Latina y el Caribe y determinar qué Iglesia queremos, qué Iglesia necesitamos, qué Iglesia necesita el Pueblo de Dios».

García reconoció “la importancia del proceso de aprendizaje brindado por la escucha (activa) para poder procesar y discernir la verdad de nuestra América, de los dolores y sufrimientos que se repiten con sus variantes y diferencias, pero siempre sufrimientos al fin”. “Y de este proceso es preciso definir dónde debo estar, que cualquier cosa por pequeña haga es muy importante para aportar y actuar”, puntualizó. «Todos tenemos la posibilidad de servir y en ese proceso de volcar el amor al prójimo, al hermano sufriente y en esa acción sanarnos a nosotros mismos”, opinó.

De lo abordado, destacó “la importancia de los laicos, su incidencia en la sociedad como herramienta de nuestra Iglesia, aportando nuestra visión y misión en los diferentes ámbitos como la política, organizaciones sociales, gremios, movimientos populares, etc.” y “la participación de los jóvenes, críticos, con ganas y necesidades de ocupar espacios, reclamando y opinando sobre la clericalidad, una de las premisas destacables en esta Asamblea Eclesial”. Compartió que “de las primeras jornadas de trabajos grupales salieron más de 280 dolores de América Latina y el Caribe que luego la comisión de redacción compilar en 41 puntos para seguir trabajando. De estos 41 dolores se definieron los 12 puntos de prioridad para trabajar como Iglesia, sin dejar de ver y tratar los demás puntos iguales de importantes”.

Consultado para Noticeu sobre los desafíos que como laico le dejó esta Asamblea Eclesial puso el foco en tres: “1) que es importante tener una visión global de los problemas, de los dolores, observar regionalmente estos para por fin poder actuar localmente; 2) que el acompañamiento espiritual es hoy más que nunca una necesidad, la catequesis permanente que nos va dando respuesta a muchas interrogantes diarias y 3) que tenemos que ser nosotros quienes vayamos al encuentro, encuentro que nos permita derribar los muros que nos separan de nuestra misión, de la evangelización, del diálogo y sobre todo los muros internos personales”.

DEL DICHO AL HECHO

«Hemos vivido los asambleístas demasiadas cosas en esta semana, cosas que (en lo personal) aún estoy procesando, entendiendo que debo compartir para discernir; y sería un gran error que todos estos documentos, premisas, direcciones que han salido de esta Asamblea Eclesial queden solamente en eso, en documentos. Considero la necesidad de que se transformen en acciones concretas y que sean parte de esta iglesia sinodal siendo ese el gran desafío: el camino de la sinodalidad, ese proceso que estamos viviendo hoy”, concluyó.