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Dr. Vázquez invitó a debate leal y profundo sobre el aborto en presentación del libro «Veto al aborto»

By 23/05/2013mayo 26th, 2013No Comments

El martes 7 de mayo, en el Ballroom del Hotel Radisson, el Dr. Tabarè Vàzquez presentò el libro “Veto al Aborto”, editado por la Universidad de Montevideo (UM).

En la oportunidad, el expresidente destacó que “ningún científico medianamente sensato puede negar que el cigoto, fruto de la fusión de dos células, es un individuo distinto del padre y la madre, con una carga genética que tiene el 50% de cada uno de los progenitores”, así como que “la filiación no está determinada por la anidación, sino por la fecundación”.  “Y esto no es una cuestión de fe religiosa o no religiosa sino de una certeza de la biología”, puntualizó.

En su presentación, el Dr. Vázquez  expresó su confianza en que “este libro de ‘estudios extensos y reflexiones profundas’ coadyuve a superar un debate falsa e innecesariamente polarizado y mediatizado entre los que están ‘a favor o en contra del aborto’». “La realidad no es tan burda. La controversia no es entre ‘buenos y malos’, ‘progresistas y conservadores’ o ‘los que están por la vida y… ¿los que están por la muerte?’, reconoció.

“No soy neutral en esta materia, pero tampoco soy arbitrario ni injusto: respeto a quienes opinan diferente a mí. Pero sobre todo: no vivo ajeno a la realidad, sé que la misma tiene lados oscuros de los que todos, absolutamente todos, somos responsables y en la medida de lo posible quiero ayudar a mejorarla”, sostuvo el Dr. Vázquez.

Consideró que “la realidad es bastante más compleja y, me atrevería a decir, ‘afortunadamente más compleja’, porque esa complejidad nos obliga a ser más inteligentes y menos dogmáticos, más respetuosos y menos sectarios; nos hace pensar en nosotros mismos, en nuestros semejantes –digo semejantes, no ‘los otros’ ni ‘los demás’-, y en el presente y futuro de todos; estimula el debate leal y profundo …. en fin; ayuda a la convivencia, a la democracia y a la prosperidad que queremos y merecemos los uruguayos”.

“Si este libro, su presentación y, lo más importante, su lectura desapasionada y reflexiva coadyuvan a ello, estamos en buen camino”, concluyó.

PALABRAS DEL DR. TABARÉ VÁZQUEZ

EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO “VETO AL ABORTO”

7 DE MAYO DE 2013

«Amigas y amigos:

Gracias por la invitación a otra actividad convocada por la Universidad de Montevideo y la hospitalidad con que nuevamente me reciben.

De lo anterior se desprende que somos «reincidentes», para decirlo con una palabra que no es ajena al carácter académico (al menos en jurisprudencia) de este encuentro.

No obstante ello, antes de abordar la temática del mismo permítanme hacer dos precisiones que estimo pertinentes.

La primera no es novedosa pues si mal no recuerdo también la expresé el 21 de diciembre de 2009, en oportunidad de la designación –merecida por cierto- del Dr. Mariano Brito como Rector Emérito de esta casa de estudios.

No me gusta citarme, pero recuerdo que aquel día dije que los motivos de mi participación en la ceremonia eran mi enorme respeto personal, profesional y académico por el Dr. Mariano Brito (que hoy reitero) y «mi pasión por la laicidad en tanto marco de relación en el que todos los ciudadanos podemos entendernos desde la diversidad pero en igualdad».

La segunda precisión tampoco es novedosa, pero como es inédita voy a explicitarla: la exposición que haré sobre el tema que nos convoca no es neutral, pero tampoco es un acto de campaña plebiscitaria sobre la Ley N 18.987, ni busca zaherir a quienes están a favor de dicha ley, ni es «una pedrada sobre la claraboya» de la fuerza política a la cual pertenezco.

Quien crea lo contrario, se equivoca. Y quien pretenda usar mis dichos y, creo no excederme si digo las demás intervenciones y esta actividad en su conjunto, con fines políticos, partidarios y electorales, no sólo se equivoca, sino que además falta el respeto a la institución convocante, a todos los aquí presentes, a la ciudadanía uruguaya y a sí mismo.

Amigas y amigos:

Más allá de su impactante título («Veto al aborto») este libro es, como señala la reseña que del mismo hizo Juan Manuel Gutiérrez Bartol en la Revista de la Facultad de Derecho de esta Universidad, «un libro propiamente académico y no de opinión; fruto de estudios extensos, reflexiones profundas y una buena dosis de sentido común» .

Corresponde entonces saludar esta iniciativa editorial y agradecer a todos quienes la han hecho posible y entre ellos, muy especialmente, a los autores de los 15 artículos que, desde distintas perspectivas pero con idéntica responsabilidad y solvencia, abordan los argumentos que el Poder Ejecutivo expuso en su mensaje del 14.11.2008 dirigido a la Asamblea General del Poder Legislativo observando los Capítulos II, III y IV (artículos7 a20) del Proyecto de Ley por el que se establecen normas relacionadas con la salud sexual y reproductiva sancionado por el Poder Legislativo el 11.11.2008.

Subrayé el término «establecen» pues excepto los capítulos y artículos mencionados cuyo veto no fue levantado por la Asamblea General, ese proyecto de ley fue promulgado por el Poder Ejecutivo el 01.12.2008 y es la Ley N 18.426 de Defensa del derecho a la salud sexual y reproductiva vigente desde entonces. Puede parecer obvio, pero como a veces las cosas no son como parecen, conviene aclararlo, pues la salud sexual y reproductiva es un estado general de bienestar que excede el derecho de tener acceso a métodos anticonceptivos o a servicios de planificación familiar.

Subrayé también el término «argumentos» pues considero que llamar tesis a los mismos tal cual fueron expuestos en aquella nota es, al menos desde el punto de vista científico, un exceso de generosidad.

Ello, por supuesto, no quiere decir que aquellos argumentos fueran improvisados. Por el contrario, cuando asumí la responsabilidad de observar, es decir vetar, en forma total las disposiciones de aquella Ley que habilitaban el aborto en nuestro país, hice saber al Poder Legislativo que la decisión se fundaba en razones de constitucionalidad y conveniencia.

De constitucionalidad, porque la Ley sancionada afectaba el orden constitucional uruguayo especialmente en los artículos 7, 8, 36, 40, 41, 42, 44, 72 y 332 de nuestra Carta.

También afectaba compromisos asumidos por nuestro país en tratados internacionales. Entre otros, el Pacto de San José de Costa Rica (aprobado por la Ley N15.737 del 08.03.1985) y la Convención sobre los Derechos del Niño (aprobada por la Ley N 16.137 del 28.09.1990).

Entendí entonces que nuestro país estaba obligado a proteger la vida del ser humano desde su concepción, en función de la protección de la maternidad consagrada en el art. 42 de la Constitución de la República y en orden al ya citado Pacto de San José de Costa Rica que, reitero, fue convertido en Ley interna como manera de reafirmar la adhesión de nuestro Estado a la protección y vigencia de los Derechos Humanos.

Así, entonces, las razones de constitucionalidad estaban referidas en primer lugar al compromiso contraído al asumir como Presidente de la República ; y las razones de mérito, es decir la conveniencia, se justificaba por mi también irrenunciable compromiso de fidelidad a valores, principios y enunciados que me identifican como científico y como médico.

Amigas y amigos:

Expresar, como lo expresé en el tercer párrafo del mensaje dirigido a la Asamblea General del Poder Legislativo que (la legislación) «no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación», no fue para mí un argumento traído de los pelos ni un dato circunstancialmente útil.

Por el contrario, es una convicción sustentada en la evidencia científica.

Una evidencia que el italiano Angelo Luigi Véscovi logra expresar simple y contundentemente: «El embrión es un ser humano. Esto es innegable. Cualquier intento de hacer comenzar la vida humana en un momento posterior es arbitrario y no sostenible por argumentación científica» . Es cierto que Angelo Luigi Véscovi se profesa agnóstico. Pero también es biólogo, farmacólogo, académico universitario en Canadá, Reino Unido e Italia (obviamente) y actual Co Director del Instituto de Investigación de Células Estaminales del Hospital San Rafael de Milán y Director del Hospital Provincial Sollievo de la Sofferenza (Foggia).

«Cada uno de nosotros tiene un momento preciso en que comenzamos. Es el momento en que toda la información genética es recogida dentro de una célula, el huevo fertilizado y este momento es el momento de la fertilización. Sabemos que esa información está escrita en un tipo de cinta a la que llamamos ADN. La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente miniaturizado» , sostiene otro académico católico, el Prof Jerome Lejeune, Catedrático de Genética de la Universidad de Paris y descubridor de la trisomía 21 o Síndrome de Down (1959).

Ahora bien, la condición católica o agnóstica de estos investigadores no los inhabilita como científicos destacados y reconocidos mundialmente.

Como tampoco fue inhabilitante la condición femenina de Marie Curie en el descubrimiento del Radio y sus aplicaciones; ni la musulmana de Avicena para reconocerlo como uno de los pioneros de la medicina moderna, ni la africana de Nelson Mandela para apoyar su lucha contra el racismo y el appartheid; ni la japonesa de Shinya Yamanaka para el Premio Nobel de Medicina 2012; ni la hindú de Amartya Sen para el Premio Nobel de Economía 1998; ni la judía de Irene Nemirovsky para su monumental obra literaria; ni la comunista de Pablo Neruda para su obra poética; ni la agnóstica de Einstein para su Teoría de la Relatividad ….. ni la condición de jesuita argentino del Cardenal Bergoglio para ser hoy el Papa Francisco, ni la de ninguno de nosotros para estar aquí.

No se puede andar por la vida discriminando o poniendo etiquetas. En tal sentido, permítanme recordar una anécdota del Papa Juan XXIII: a mediados de 1962 le trajeron un documento preparatorio del Concilio Vaticano II que comenzaría en octubre de ese año. Tras leerlo y releerlo atentamente, tomó una regla, midió el texto y respondió a quien se lo había traído: «Quince centímetros de condenas y dos de alabanzas. ¿Acaso esta es la manera de dialogar con el mundo contemporáneo?»

Tampoco se puede manejar la ciencia frívola o irresponsablemente. En ciencia «dos más dos son cuatro». Hay quienes se las ingenian para que esta cuenta tenga un resultado diferente, pero allá ellos…

No pretendo incursionar en el apasionante terreno de la filosofía de la ciencia o el de la objetivad y la verdad en el quehacer científico, pero permítanme decirles que ningún científico medianamente sensato puede negar que el cigoto, fruto de la fusión de dos células, es un individuo distinto del padre y la madre, con una carga genética que tiene el 50% de cada uno de los progenitores. Por ello, si se quiere determinar indiscutiblemente la paternidad de alguien, no se acude al incierto momento de la implantación, sino al hecho de la fusión del ADN del padre y de la madre, porque la filiación no está determinada por la anidación, sino por la fecundación. Y esto no es una cuestión de fe religiosa o no religiosa sino de una certeza de la biología.

Este argumento -punto de coincidencia entre la ciencia, la ética y el derecho-, también está incorporado en el tercer párrafo del texto del veto interpuesto, por cuanto el mismo parte de la idea central de la vida como tal e inviolable desde el momento de la concepción y durante todas las etapas que transita la persona hasta su muerte.

En el ejercicio de nuestra profesión, los médicos nos enfrentamos cotidianamente a situaciones complejas y disyuntivas difíciles. Sin embargo algo tenemos claro para encararlas: también en medicina es válido el principio ético según el cual el fin no justifica los medios.

En esa perspectiva, provocar abortos para evitar abortos es tan contradictorio como combatir la muerte ocasionando la muerte o eliminar la enfermedad matando al paciente (lo cual, aclaremos por si acaso, nada tiene que ver con los cuidados paliativos y la muerte sin sufrimiento como componentes formales y éticos del derecho a la salud).

Cuando el Pacto de San José de Costa Rica consigna que toda persona tiene derecho a que se respete su vida y ese derecho está protegido a partir del momento de la concepción, no sólo se basa en el principio ético enunciado precedentemente, sino que consagra en su contracara la obligación que nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente, reafirmando por una parte la adhesión a la protección y vigencia de los Derechos Humanos y la obligación del país, que adopta el Pacto, a proteger la vida del ser humano desde su concepción.

Este argumento -otro punto de encuentro entre ciencia, ética y derecho- , también se incluye en el mensaje remitido a la Asamblea General del Poder Legislativo que observa los Capítulos II, III y IV de la Ley sancionada anteriormente.

Amigas y amigos:

En una línea de continuidad con los anteriores, el sexto párrafo del mismo mensaje expresa que el orden constitucional y los compromisos asumidos por nuestro país respetan el status de la persona.

Estimo pertinente destacarlo pues no ignoro la extensa e intensa polémica en torno a la relación ser humano/persona . Por el contrario; aunque no soy un experto en la materia creo conocer algo de ella. Lo suficiente para concluir que el término persona, por referirse al ser humano en su naturaleza de sujeto racional es equiparable a la expresión ser humano.

Consecuentemente, si los seres humanos tienen derecho al status de persona por ser seres humanos, este status se le debe atribuir durante su existencia como tal. Incluso un ser humano no nacido posee el status de persona porque no es un algo que se convierte en alguien, sino que es alguien desde el principio.

Y en materia de principios, los principios no sólo hay que proclamarlos, sobre todo hay que practicarlos. No siempre es fácil, ni cómodo, ni simpático; pero si la causa que persiguen es justa y su aplicación es legal, siempre vale la pena.

Amigas y amigos:

No quiero abusar de la paciencia de ustedes con más consideraciones que poco agregan a los excelentes artículos recopilados en la publicación que estamos presentando.

En todo caso, y para cerrar esta intervención que quiso ser breve, permítanme decirles que confío que este libro de «estudios extensos y reflexiones profundas» coadyuve a superar un debate falsa e innecesariamente polarizado y mediatizado entre los que están «a favor o en contra del aborto».

La realidad no es tan burda. La controversia no es entre «buenos y malos», «progresistas y conservadores» o «los que están por la vida y… ¿los que están por la muerte?». No soy neutral en esta materia, pero tampoco soy arbitrario ni injusto: respeto a quienes opinan diferente a mí. Pero sobre todo: no vivo ajeno a la realidad, sé que la misma tiene lados oscuros de los que todos, absolutamente todos, somos responsables y en la medida de lo posible quiero ayudar a mejorarla.

Creo que la realidad es bastante más compleja y, me atrevería a decir, «afortunadamente más compleja», porque esa complejidad nos obliga a ser más inteligentes y menos dogmáticos, más respetuosos y menos sectarios; nos hace pensar en nosotros mismos, en nuestros semejantes –digo semejantes, no «los otros» ni «los demás»-, y en el presente y futuro de todos; estimula el debate leal y profundo …. en fin; ayuda a la convivencia, a la democracia y a la prosperidad que queremos y merecemos los uruguayos.

Si este libro, su presentación y, lo más importante, su lectura desapasionada y reflexiva coadyuvan a ello, estamos en buen camino.

Muchas gracias».