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Domingo 20 de Mayo se celebra Pentecostés

By 15/05/2018mayo 22nd, 2018No Comments

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«Los hombres necesitan esperanza para vivir y necesitan del Espíritu Santo para esperar», destacó el Papa Francisco en su Catequesis del Miércoles 31 de Mayo de 2017 en la que se refirió a Pentecostés, día en que se celebra la venida del Espíritu Santo, que tuvo lugar, según la Sagrada Escritura, cincuenta día después de la Resurrección de Jesucristo. Este año es el Domingo 20 de Mayo.

El Santo Padre afirmó en su Catequesis que «el Espíritu Santo no nos hace solo capaces de esperar, sino también de ser sembradores de esperanza, de ser también nosotros —como Él y gracias a Él— `paráclitos´, es decir consoladores y defensores de los hermanos, sembradores de esperanza». «Un cristiano puede sembrar amarguras, puede sembrar perplejidad, y esto no es cristiano, y quien hace esto no es un buen cristiano. Siembra esperanza: siembra aceite de esperanza, siembra perfume de esperanza y no vinagre de amargura y de desesperanza», precisó.  Explicó, asimismo, que «el Espíritu Santo alimenta la esperanza y no solo el corazón de los hombres, sino también toda la creación».

PENTECOSTÉS

“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo”.
Hch 2, 1-5

En los Hechos de los Apóstoles se relata el descenso del Espíritu Santo durante una reunión de los Apóstoles en Jerusalén, acontecimiento que marcaría el nacimiento de la Iglesia y la propagación de la fe de Cristo.

En la liturgia es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad. El color de las vestimentas es rojo, que simboliza el amor del Espíritu Santo o de las lenguas de fuego.

Esta fiesta contiene un profundo significado. De esta forma lo resumió Benedicto XVI el 27 de mayo del 2012: “Esta solemnidad nos hace recordar y revivir la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y los demás discípulos, reunidos en oración con la Virgen María en el Cenáculo (cf. Hch 2, 1-11). Jesús, después de resucitar y subir al cielo, envía a la Iglesia su Espíritu para que cada cristiano pueda participar en su misma vida divina y se convierta en su testigo en el mundo. El Espíritu Santo, irrumpiendo en la historia, derrota su aridez, abre los corazones a la esperanza, estimula y favorece en nosotros la maduración interior en la relación con Dios y con el prójimo”.