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Director del Observatorio Astronómico del Vaticano en la UCU: “La Astronomía puede servir para acercar a Dios”

By 08/05/2014mayo 17th, 2014No Comments
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En la foto: Dr. Gonzalo Tancredi (Universidad de la República), Dra. Adriana Aristimuño (Universidad Católica del Uruguay), Sr. Óscar Méndez (Director del Planetario de Montevideo), Dr. Francisco O´Reilly (Universidad de Montevideo)

El director del Observatorio Astronómico del Vaticano, P. José Gabriel Funes SJ,  disertó el 6 de mayo, en la Universidad Católica del Uruguay (UCU), sobre  “Ciencia y Fe al comienzo y al final del Universo”.

La actividad fue organizada por el Departamento de Formación Humanística de la Vicerrectoría del Medio Universitario (UCU) y se desarrolló en el Aula Magna de Sede Central. 

Compartimos la  entrevista al Astrónomo del Observatorio Astronómico del Vaticano, P. José Gabriel Funes S.J. efectuada por el Dr. Pedro Gaudiano

El director del Observatorio Astronómico del Vaticano, P. Dr. José Gabriel Funes SJ, visitó Montevideo entre el 3 y 7 de mayo, invitado por el P. Eduardo Casarotti S.J., Rector de la Universidad Católica del Uruguay. En el marco de su visita, el 6 de mayo brindó en la Universidad una conferencia sobre “Ciencia y fe al comienzo y al final del Universo”, que organizó el Departamento de Formación Humanística de la Vicerrectoría del Medio Universitario.

P: Ud. es un sacerdote jesuita y un astrónomo. Por eso Ud. mismo es  como un símbolo del diálogo entre la fe y la ciencia, diálogo que la Universidad Católica está llamada a promover como aporte a la cultura uruguaya. Comencemos con el hombre de ciencia. ¿Cómo surgió su inquietud por la Astronomía?

R: Desde niño tuve interés por la Astronomía. Yo tenía seis años cuando los astronautas llegaron a la luna. Fue la época de oro de la exploración espacial, la época de oro de la NASA, y seguramente todo eso me inspiró a tratar de entender un poco más el universo. Después, siendo adolescente, a los 13 o 14 años, ya quería ser astrónomo. En eso mis padres me motivaron, me ayudaron y me apoyaron mucho. Porque no es una carrera redituable, en la que uno pueda ganar mucho dinero.

Comencé la universidad. Hice fundamentos en Física y Matemática, después comencé cursos más especializados. En la Universidad de Córdoba hice mi tesis de licenciatura sobre estrellas binarias. El 50% de las estrellas de nuestra galaxia son binarias, es decir dobles. En mi caso, yo estudié un tipo de estrellas que se llaman “eclipsantes”, porque una oculta a la otra y genera eclipse.

Después entré con los jesuitas, y luego de un discernimiento con el Provincial  me enviaron a Roma a terminar los estudios de Teología, con la perspectiva de trabajar en el Observatorio Vaticano. Para eso tuve que hacer el doctorado en Padua, con la especialidad en galaxias. En ese momento era un tema que me interesaba, pero también se necesitaba en el Observatorio algún astrónomo que se ocupara de esa especialidad.

P: Como hombre de fe, ¿nos podría compartir cómo llegó a la fe y cómo decidió hacerse jesuita? ¿En algún momento tuvo un encuentro personal con Dios, una experiencia que lo haya marcado como para definir su orientación hacia la Compañía de Jesús y hacia el sacerdocio? ¿Cómo ha sido ese encuentro?

R: Yo crecí en una familia católica, en un país católico, formé parte del grupo de la parroquia. No es que haya tenido una conversión de no ser creyente a ser

creyente. No tuve ese tipo de experiencia. Pero lo que puedo decir es que en un contexto especial histórico en la Argentina, en 1982, con la guerra de las Malvinas, con la apertura a la democracia… en ese contexto tuve una experiencia de Dios, que fue la experiencia de la vocación. Fue una experiencia

muy personal, que las palabras no llegan a explicar. La experiencia humana que a lo mejor más se acerca a esta experiencia religiosa es la del enamoramiento. De repente yo percibí que Dios me quería, que Jesús me quería y me llamaba a seguirlo, con todo lo que yo era y podía dar. Y en particular, en ese momento, con 19 años y como estudiante de Astronomía –y buen estudiante–, podía dar mi capacidad de estudio.

Después comencé todo un proceso de discernimiento, porque me sentía también llamado a la Compañía, como jesuita. En ese proceso quien me acompañó fue el Padre García Mata, que en ese momento era superior en Córdoba, y que después, cuando fue provincial, fue quien me destinó a ir a Roma ya con la perspectiva de la Specola Vaticana. Él me conocía muy bien personalmente, y conocía mi disponibilidad para hacer lo que la Compañía quisiera, ya sea en la ciencia o también estaba abierto a otras posibilidades más pastorales. Pedí por ejemplo ir a Japón, pero no me lo permitieron. Para muchos de los jesuitas es un sueño el ser misionero, a veces se da y a veces no se da. Pero se ve que Dios tenía otros caminos para mí.

P: Ud. se doctoró en Astronomía en la Universidad de Padua, y se especializó en el estudio de las galaxias cercanas. Hay mucha gente aquí en Uruguay, que piensa que los estudios científicos, especialmente en el área de la Astronomía, favorece una mirada atea sobre la realidad del mundo y del cosmos. ¿Eso es así?

R: No, no es así. La Astronomía no lleva de por sí al ateísmo, y tampoco pone en crisis la fe. Yo tengo muchos colegas que son creyentes. Al contrario, la Astronomía puede servir para acercar a Dios. Es encontrar a Dios en todas las cosas, como enseña la espiritualidad de San Ignacio de Loyola. Y también lo podemos encontrar en la investigación científica.

Hay momentos formales que buscamos y encontramos a Dios, como puede ser la oración o la celebración de los sacramentos, pero la mayor parte del tiempo no estamos rezando o participando en una Misa. Esto sirve no sólo para el jesuita sino para el cristiano en general, ya sea en su trabajo, en su familia. El trabajo, por ejemplo, depende cómo uno lo vive. Puede ayudar a acercarnos a Dios porque nos dignifica, nos vuelve más humanos. O puede ser también un obstáculo que nos separa de Dios, que nos separa de la familia o de otras tantas cosas. Entonces, como dice San Ignacio, “tanto cuanto” sirve. La Astronomía puede ser algo que ayuda a acercar a Dios o puede ser, para el que la vive de un modo distinto, que lo aleje de Dios. Pero eso depende de uno, porque la Astronomía es simplemente un instrumento.

P: ¿Cuándo y cómo se originó el Observatorio Astronómico Vaticano y cuáles son las actividades que actualmente desarrolla?

R: El primer interés oficial de la Iglesia por la Astronomía comienza en 1582 con la reforma del calendario hecha por el Papa Gregorio XIII. Después, en 1891, el Papa León XIII refunda el Observatorio, y lo hace con un valor apologético. Quería mostrar que la Iglesia no estaba en contra del desarrollo científico, sino que quería promover la investigación científica. Así nace en 1891 el Observatorio como hoy lo conocemos.

Hoy los campos más importantes de investigación son los meteoritos, tenemos un laboratorio de meteoritos en Castelgandolfo; la observación de objetos cercanos a la tierra, como pueden ser asteroides; el estudio de la Astrobiología,

estrellas de nuestra galaxia, galaxias cercanas, cúmulo de galaxias, y lo que sucede al comienzo del universo, en los primeros instantes. En cuanto a esto hay distintas aproximaciones. Una puede ser lo que se llama la “gravedad cuantística” o la “teoría de las cuerdas”. Estos son los temas en los cuales estamos trabajando actualmente.

P: ¿Quiénes conforman el equipo de investigadores del Observatorio?

R: El Observatorio está confiado a los jesuitas, pero también está abierto a otros religiosos. En este momento hay catorce jesuitas trabajando y un sacerdote diocesano de Padua.

P: El tema de su conferencia en la Universidad Católica del Uruguay es bien amplio y sugestivo: “Ciencia y Fe al comienzo y al final del Universo”. ¿Cuáles serían las ideas esenciales que Ud. quiere transmitir acerca de ese tema?

R: Yo diría que es bastante lo que sabemos acerca del comienzo del universo. El Big Bang tiene su confirmación experimental en las observaciones. Es la mejor explicación científica que tenemos hoy. Lo que trato de hacer es ofrecer al público la perspectiva científica y la perspectiva cristiana de la visión del universo desde la creación.

Yo creo que esto debería tener muchas consecuencias, porque trato de responder a las preguntas más fundamentales del ser humano: ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? Y trato de responder desde la Ciencia y también desde la Fe. Porque la fe cristiana trata de responder a estas preguntas más profundas, desde la inspiración bíblica, en el caso de mi conferencia.

Por lo que se refiere al final del universo, lo que trato de ofrecer es lo que podemos saber de cómo va a terminar la Tierra, nuestra galaxia y el universo.

Esto es más difícil, porque tenemos menos elementos para decir cómo va a terminar el universo. Y ofrecer también, al mismo tiempo, la visión cristiana del universo y de la historia. Los cristianos sabemos cómo termina esta historia.

Para nosotros la clave de lectura es la muerte y resurrección de Jesús. Jesús muerto y resucitado ilumina la historia del universo y también nuestras historias personales. Eso es lo que pretendo ofrecer.

P: Hay un tema que no podemos eludir. San Francisco de Asís hablaba del “Hermano Sol” y de la “Hermana Luna”. En una entrevista que a Ud. Le hicieron en mayo de 2008 en L’Osservatore Romano, Ud. mencionó que se podría llegar a hablar del “Hermano Extraterrestre”. ¿Nos podría explicar el contexto en el cual utilizó esa expresión?

R: Era el año anterior al Año Internacional de la Astronomía, y estábamos organizando un congreso sobre Astrobiología, la posibilidad del estudio de la vida y de vida inteligente en el universo. Entonces el periodista me preguntó si esto tenía alguna dificultad para la fe en la creación. Entonces en esa perspectiva a mí se me ocurrió responder que, así como San Francisco hablaba del “Hermano Sol”, “Hermana Luna”, “Hermano Lobo”, ¿por qué no hablar de “Hermano ET”? Porque es parte de la creación la posibilidad de la existencia de seres extraterrestres, inteligentes o no. Hoy no está comprobada la existencia de seres extraterrestres, pero en el caso de que se comprobara, también serían creaturas de Dios.

P: Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son las líneas de investigación que se plantea el Observatorio para los próximos años?

R: Para una institución es importante planificar los próximos años. Y en esa planificación tenemos que tener en cuenta cuáles son las grandes preguntas que hoy se hace la Astronomía, como por ejemplo: ¿Estamos solos en el universo? ¿Hay otras tierras? ¿Cómo se formaron y evolucionaron las estrellas y los planetas? ¿Cómo se forman y evolucionan las galaxias? ¿Qué se puede decir del Big Bang? ¿Hay un universo o hay muchos universos? Estas son las grandes preguntas.

Pero también tenemos que ser realistas, y tener en cuenta cuáles son los recursos humanos y económicos de que disponemos para responder a esas preguntas. Hemos hecho este ejercicio en el Observatorio, y de los temas más importantes surge el de estudiar los objetos cercanos a la Tierra, porque pueden impactar, y eso es una cosa a tener en cuenta. Tenemos gente más preparada para investigar ese tema, y además es un tema de interés. Porque el

estudio del sistema solar nos ayuda a entender otros sistemas estelares, otros planetas, y eso está relacionado también a la Astrobiología, la búsqueda de vida en el universo.

Por otro lado, el tema de la Cosmología, por la importancia que tiene desde el punto de vista de la Filosofía y la Teología, creemos que también es importante. Es un tema que interesa a muchas personas y a los colegas y que además es de impacto para el mundo. En esto también la formación y evolución de las galaxias es importante, si bien son temas de Astrofísica.

Pero si tuviera que elegir dos o tres temas en los cuales veo que por una parte tenemos un fuerte equipo y por otra parte por los desafíos y las implicaciones, serían los de la Astrobiología, la Cosmología –el origen del universo– y el estudio del sistema solar.

P: Esta es su primera visita a Uruguay. Durante estos días ha podido conocer algo de la realidad de nuestro país. Desde su doble condición de hombre de ciencia y hombre de fe, ¿qué mensaje quisiera Ud. transmitir a los estudiantes de la Universidad Católica?

R: Quisiera pedirles lo mismo que el Papa Francisco nos está pidiendo a todos,

en distintos niveles, en distintos países: el salir a las periferias. Yo creo que siempre tenemos desafíos. Hay muchísimos desafíos en nosotros. A mí me gusta decir que siempre hay un creyente y un no creyente en cada uno de nosotros. Yo diría esto: salir hacia afuera, no con agresividad, sino simplemente a compartir y a dar todo el bien que gratis nosotros hemos recibido. Porque ¡es tanto el bien que nosotros recibimos gratuitamente! Como dice el Evangelio: “Den gratis lo que gratis han recibido”. Salir afuera, no vivir a la defensiva, y dar todo lo que podamos. Un estudiante de una Universidad Católica recibe mucho… ¡ojalá que puedan dar todo lo que han recibido