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Diálogo con el Dr. Guzmán Carriquiry sobre la visita del Presidente al Vaticano

By 15/12/2016diciembre 17th, 2016No Comments

 

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Dr. Guzmán Carriquiry y su esposa junto al Presidente Vázquez

La siguiente entrevista que el Quincenario «Entre Todos» mantuvo con el Dr. Guzmán Carriquiry Lecour, está motivada por la visita, semanas atrás, que le realizó el Presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, en la ciudad de Roma, luego de encontrarse con Su Santidad, hecho ampliamente difundido en los medios nacionales. Nuestro compatriota en el Vaticano, actual Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), que preside el cardenal canadiense Marc Ouellet, es el laico con el mayor cargo de responsabilidad en la Santa Sede—, y ha brindado distintos servicios en los sucesivos pontificados desde tiempos del papa Pablo VI hasta los del actual sumo pontífice.

Dr. Carriquiry, ¿cuándo supo que el presidente Tabaré Vázquez quería visitarlo en su oficina?

Por mi cargo, yo tengo mucha relación con los embajadores de los países latinoamericanos acreditados ante la Santa Sede. A mayor razón, como uruguayo, con la embajada del Uruguay en el Vaticano. Mantengo siempre muy buenas relaciones con nuestros embajadores, tanto en el Vaticano como en Italia. Por el embajador Francisco José Ottonelli sabía que el presidente tenía una audiencia fijada con el papa Francisco el viernes 2 de diciembre pasado. Posteriormente, mientras yo estaba de viaje por varias ciudades brasileñas recibí una comunicación del mismo embajador en la que me informaba que el presidente Vázquez solicitaba un encuentro conmigo, en mi oficina, después de la audiencia con el Santo Padre y con el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin.

¿Cómo reaccionó usted ante esa noticia sorprendente?

Obviamente, le respondí en seguida que estaba totalmente disponible. Y más: que era un honor y un gusto grande recibir al presidente en la sede de la Comisión Pontificia, en via della Conciliazione. Pero agregué que yo hubiera estado totalmente disponible  —como se lo dije también a Vázquez— a ir a encontrarlo en la embajada o en el hotel de Roma donde se alojaba.

Ciertamente, que quisiera desplazarse hasta mi lugar de trabajo en el Vaticano me pareció una deferencia que me honraba y, a la vez, desproporcionada. El presidente me dijo que le daba mucha importancia al hecho de que un uruguayo tuviera una alta responsabilidad en el Vaticano. Y, en efecto, no obstante mis largos años de vida y trabajo en el Vaticano, todos me conocen aquí como uruguayo, rioplatense y latinoamericano. Culminar esos largos años de trabajo al servicio del primer papa latinoamericano en la historia de la Iglesia es para mí un don muy grande.

¿Cómo fue el encuentro del presidente con el Papa?

Yo no estuve presente. El papa recibe siempre a los presidentes y exclusivamente a los miembros de su séquito oficial. La audiencia comenzó a las 10 y 30 y duró excepcionalmente más de 40 minutos (cuando la agenda de estas visitas oficiales prevé solo 20 minutos). Después saludó a los miembros de la delegación uruguaya: la señora María Auxiliadora, a su hijo Álvaro y al Dr. Ottonelli. Sé que el encuentro fue sumamente cordial, en una relación muy personal y positiva entre el papa y el presidente. El papa Francisco conoce bien el Uruguay y quiere mucho a los uruguayos.

El presidente Vázquez ya comunicó a la prensa algunos de los grandes temas de esa conversación. Salió una linda foto, en L’Osservatore Romano, del papa y del presidente caminando juntos en el Palacio Apostólico, en donde se los ve muy contentos. Después el diálogo prosiguió con el Secretario de Estado, compartiendo también preocupaciones y perspectivas respecto a diversas situaciones latinoamericanas de interés común.

¿Y qué me dice de su encuentro con el Presidente Vázquez?

Vázquez llegó a mi oficina a eso del mediodía, acompañado por el embajador Ottonelli y por su hijo Álvaro, y estuvo más o menos una media hora. Quedo muy agradecido por la cordialidad que me manifestó. Quiso compartir conmigo, de modo general, algunos temas que interesaron al papa durante la audiencia. Sin duda, la situación de la juventud, las exigencias educativas y el veneno de la drogadicción estuvieron presentes entre las preocupaciones compartidas.

El presidente me manifestó su especial satisfacción, porque el papa le expresó muy explícitamente su disponibilidad a que se emprendiera la catalogación y digitalización de los archivos de la Santa Sede durante los años de la dictadura en el Uruguay para abrirlos al conocimiento de los afectados e interesados, e incluso le dijo que le comentara al Secretario de Estado sobre esta disponibilidad. Además, ello sería seguimiento del comunicado firmado por la Secretaría de Estado y la Conferencia Episcopal Argentina, poco tiempo atrás, referido al mismo trabajo y objetivo, del cual tienen que precisarse algunas normas de procedimiento.

¿Conocía usted personalmente al Presidente Vázquez?

Sí, hace muchos años, cuando Vázquez era intendente de Montevideo, le fue concedida una audiencia por parte de san Juan Pablo II. Y en esa ocasión tuvimos una cena muy amistosa en casa. Años después, cuando el presidente Vázquez quiso delegar, a título personal, a su señora esposa para participar en los funerales del pontífice, tuve la ocasión de encontrarme con ella.

Recuerdo que en esa oportunidad, la señora María Auxiliadora me pidió que le organizara un encuentro con el cardenal salesiano Oscar Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa (Honduras). Concerté una cita en los locales de una comunidad salesiana que trabaja dentro del Vaticano. El cardenal Oscar la recibió con la calidez que le es característica y terminaron rezando juntos ante una imagen de la Virgen reconocida como María Auxiliadora.

Por eso, cuando me enteré de la nueva visita se me ocurrió pedirle al cardenal Oscar, que es buen amigo mío, que me enviara un libro suyo, en el cual escribió una sentida dedicatoria a la esposa de nuestro presidente. Con Álvaro Vázquez  tenemos larga amistad. Me imagino que el papa se habrá quedado sorprendido y agradado al saber que este hijo del presidente, médico oncólogo de profesión, está terminando su tesis de doctor en teología sobre temas relacionados con el magisterio del papa Francisco.

Seguramente el presidente replanteó al Papa el vivo deseo de los uruguayos de acoger al papa Francisco en nuestro país…

No cabe duda de que hablaron de esa posibilidad. El papa Francisco siempre dice que los viajes apostólicos a Uruguay, Argentina y Chile son “indisolubles”, forman parte de un único viaje apostólico, y él está decidido a emprenderlo. Sin embargo, es muy pronto aún para hablar de fechas. Por lo general, es en el mes de diciembre en que se decide la agenda de los viajes del papa para el año siguiente. Y es una decisión muy personal del papa.

Hay que tener en cuenta que el Santo Padre recibe muy numerosas invitaciones de episcopados y gobiernos nacionales y, además, que tiene ya muchos compromisos importantes para el correr del 2017. Señalo también que en el segundo semestre del 2017 tendrán lugar las elecciones presidenciales en Chile y las parlamentarias en Argentina. Quizás habrá que esperar al 2018…

Pero es muy bueno que la Iglesia y sus obispos, así como los gobiernos de los países mantengan viva esa espera, que es la de un papa latinoamericano, que ha suscitado una profunda y difundida empatía en los pueblos, no solo entre los católicos sino también más allá de los confines eclesiásticos e incluso de gente muy alejada de la Iglesia.

¿Cómo percibe usted desde Roma los frutos eventuales de esa visita de nuestro Presidente?

Sin duda, el encuentro del papa y el presidente fue óptimo. Estoy convencido de que esta visita no hará más que mejorar las relaciones, ya buenas, que existen entre las autoridades civiles y eclesiásticas en nuestro país. Los tiempos de un laicismo  —y digo laicismo y no legítima y necesaria laicidad— sospechoso y resistente a toda participación de la Iglesia en la vida pública nacional, solo da coletazos anacrónicos y residuales.

Son tiempos hoy que requieren mayor libertad y determinación de las instancias políticas para estar dispuestos a diálogos y colaboraciones con las autoridades eclesiásticas en vista del bien común e integral de nuestro pueblo, apreciando la importante contribución de la Iglesia en su historia y en la trama de su actualidad. Ciertamente este es un tema que ha estado presente en las conversaciones en el Vaticano y que ha visto concordes al papa Francisco y al presidente Vázquez.