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Cardenal Sturla a los catequistas “Toda persona tiene derecho a Cristo y hoy se lo estamos negando por quedarnos en el rinconcito de la fe”

By 26/08/2016No Comments

 

sturla

Unos 300 catequistas de la Arquidiócesis de Montevideo se congregaron el Domingo 21 en la Catedral Metropolitana para celebrar su Jubileo, en el marco del Día Nacional de la Catequesis. En la homilía el Cardenal llamó a los catequistas a asumir su vocación con seriedad y alegría al tiempo que llamó a emprender acciones que permitan que los niños y jóvenes retornen a las parroquias y capillas. “Toda persona tiene derecho a Cristo, y ese es el derecho que hoy les estamos negando a muchos por quedarnos instalados en nuestro rinconcito de fe”, les dijo.

La Misa fue presidida por el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla y concelebrada por su Auxiliar, Mons. Milton Tróccoli y varios sacerdotes , entre ellos, el Vicario para la Catequesis, Pbro. Ricardo Ramos.

Antes de comenzar la celebración se repitió el gesto de la entrada por la Puerta de la Misericordia, como signo en este Año Extraordinario.

Gratitud y seriedad

En la homilía, el Cardenal Sturla hizo memoria  de sus primeros catequistas en el Colegio San Juan Bautista, rescatando especialmente el recuerdo de un hermano que lo preparó para la Primera Comunión. “Soy de la última generación anterior al Concilio, porque tomé la comunión a los seis años, en 1965”, evocó. También recordó los “gestos de cariño, de ternura en momentos muy difíciles para mí” de los catequistas “que comprendieron al chico que estaba con un sufrimiento enorme, y que decidieron acercarse”. Subrayó, asimismo, la relevancia del Colegio Juan XXIII en su catequesis de confirmación.

En su prédica, el Cardenal se remontó a sus primeros pasos como catequista, cuando cursaba la Universidad, en una escuela primaria que funcionaba en Talleres Don Bosco. “Fue muy impactante transmitir a Jesús, sobre todo a un grupo que se preparaba para recibir la primera comunión”, señaló el Arzobispo. Aseguró que esa experiencia lo ayudó a tomar conciencia de la importancia de la coherencia de vida. “Aquello que transmitía también lo tenía que vivir, ¿si no qué sentido tenía?”, compartió.

Sturla expresó su agradecimiento a quienes lo formaron, y “por el hecho de poder anunciar a Cristo de ese modo sistemático, siguiendo un plan”.

El Arzobispo subrayó la seriedad de la misión del catequista porque “lo que está en juego es la vida plena, la Salvación…que ha costado nada menos que la Sangre preciosa de Cristo”.  Puntualizó que “la Salvación se refiere, según el Evangelio, a esa puerta estrecha que nos abre horizontes infinitos de bondad, de bien y de belleza. En cambio, la puerta ancha del todo vale, de la cosa light, de lo divertido, que no es lo mismo que lo alegre, nos termina encerrando en un horizonte oscuro y tenebroso, ya aquí en esta vida”.

Reafirmó que la “seriedad” de la vida del cristiano “no tiene nada que ver con tristeza, y menos que menos con amargura. Seriedad es que en la vida hay cosas importantes y que es un asunto serio. No es lo mismo conocer a Jesús que no conocerlo. No es lo mismo recibir el bautismo que no recibirlo”.

Sobre la vocación del catequista , Sturla dijo que “no vale decir ´no tengo nada que hacer, entonces doy catequesis`”, y se preguntó: “¿Cómo puede ser eso si es lo más importante?”. Llamó a vivir con profunda alegría el ser catequista, una misión fundamental en la vida de la Iglesia.

«SE NOS VA LA VIDA EN ESTO»

“¿Ustedes saben que hay parroquias hoy en Montevideo donde no hay catequesis de niños? ¿Y que tampoco tienen adolescentes, ni jóvenes”. Y siguió explayándose “me pueden decir: ´lo que pasa Monseñor, Daniel, es que acá no hay chicos´”, pero hay escuelas y hay clubes, veo niños. Este barrio se transformó en un barrio de adultos´, en algún lugar puede ser, pero en otros no”´, subrayó. “Lo cierto es que estamos en un momento clave para decir nos quedamos en el rinconcito católico de nuestras parroquias, de nuestros centros educativos, de nuestras obras sociales, o tratamos de hacer surgir nuestro espíritu misionero y hacer que los niños vuelvan a nuestras parroquias, capillas, etcétera”, planteó.

Para finalizar dijo: “Se nos va la vida en esto. No puede ser que haya chicos que no vayan a conocer a Jesús por nuestra desidia, por nuestra pereza, porque lo de Iglesia en salida sea solo un slogan”. Fue claro al expresar que “Jesús nos dice `vayan y prediquen el Evangelio, anuncien la salvación”. Toda persona tiene derecho a Cristo, y ese es el derecho que hoy les estamos negando a muchos por quedarnos instalados en nuestro rinconcito de fe. La Sangre de Cristo fue derramada por todos. La catequesis tiene que ser un resonar de la vida de Cristo en la vida de los demás” concluyó.

DERRAMAR LA ALEGRIA DE CRISTO

Al final de la celebración se entregó una ramita de olivo a cada uno de los presentes y se rezó la oración de la Catequesis. El Padre Ricardo Ramos, Vicario para la Catequesis, dijo que los catequistas deben estar “Felices que el Señor nos haya alcanzado”, haciendo referencia a una de las cartas de San Pablo. Además dijo que “el olivo nos recuerda algo de ese tesoro que es Jesús”, ya que  “de él sacamos el aceite que se transforma en unción de Cristo el día de nuestra iniciación cristiana, el óleo de la alegría”. Recordó, en este sentido, que “Estamos abocados a regalarles esta alegría a otros” como catequistas.

En base a la crónica de  Camilo Genta para www.arquidiocesis.net