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Calle de Juan Lacaze recibe el nombre de una Hija de María Auxiliadora

By 16/08/2018agosto 17th, 2018No Comments

Hna. Luisa Genta

La Hna. Luisa Genta fma, primera directora del Colegio María Auxiliadora de Juan Lacaze, desde el miércoles 15 de agosto forma parte del nomenclator de la ciudad. La ex calle Mercedes recibe desde ese día el nombre de la religiosa, en reconocimiento de los 140 años de misión de la fundadora del referido Colegio.

Por iniciativa de los Salesianos Cooperadores de la ciudad de Juan Lacaze, y con el apoyo de toda la Comunidad Educativa del Colegio María Auxiliadora, en 2017 se propuso, con el respaldo correspondiente de vecinos de la ciudad, exalumnas y otras personas con testimonios de la Hna. Luisa Genta, que la calle Mercedes (calle que pasa frente al centro educativo) pasara a tomar el nombre de la Primera Directora de esta Institución.

La Hna. Luisa fue una mujer incansable que lideró la escuela profesional al servicio y acompañamiento de las mujeres lacacinas de aquella época.

BIOGRAFIA DE SOR LUISA GENTA

“Gigia”, como la llamaban en su familia, nació en Canelones en 1885, y precisamente fue alumna del Colegio María Auxiliadora de esa ciudad, siendo muy apreciada por maestras y compañeras. Aquella familia de inmigrantes, no se distinguía por la fe y por ello Luisa debió luchar mucho para poder vivirla y más aun para responder al llamado de Jesús en la vida religiosa. Recién pudo realizar su sueño a los 25 años.

Durante 21 años vivió en la “Escuela Taller” en Montevideo, teniendo a su cargo diversos talleres para las jóvenes, dando pruebas de tanta bondad y espíritu de sacrificio. Con intrepidez inició y dio impulso a la “escuela dominical”, verdadera obra de alfabetización, promoción humana y evangelización para las empleadas domésticas. Supo interpretar maravillosamente este aporte propio de las HMA al carisma salesiano: la educación de la mujer.

En 1942, las HMA abrieron una casa en Juan Lacaze,  su crónica dice: “el fin principal de ella son obras sociales Escuela Profesional, respondiendo al llamado de los Srs. Campomar y Soulas”. La Hna. Luisa fue designada directora de la obra que se iniciaba.

Comenzaron muy pronto los Talleres destinados a las jóvenes obreras de la fábrica de tejido, organizando los horarios de acuerdo a los diversos turnos de trabajo, llegando hasta las horas nocturnas porque como ella decía: “no se pueden omitir los sacrificios con tal de hacer el bien”. Como en toda casa salesiana no podía faltar el oratorio; luego lentamente se irá agregando la escuela primaria, el costurero para las madres, las clases de música, la catequesis de adultos en preparación a los sacramentos y el comedor para hijas de las obreras.

Fue muy interesante la tarea evangelizadora de la Hna. Luisa y sus compañeras de Comunidad; ubicadas en una zona donde el protestantismo tenía su arraigo, ya en el primer año de su presencia, se van obteniendo conversiones y bautismos de familias enteras, conquistadas por el carisma de la amabilidad y la alegría. ¡Cuántos matrimonios fueron legalizados en este tiempo!

Una frase de Pablo había meditado esa comunidad: “Haced el bien mientras estáis a tiempo”; por ello eran incansables, en vacaciones sabían animar el Oratorio diario y luego los días de Ejercicios Espirituales para los diversos grupos: adolescentes, jóvenes y señoras…

Pero no trabajaban solas, la pequeña ciudad de Juan Lacaze se prestaba para una tarea en red con todos los grupos de la parroquia (Acción Católica, Catequistas, OMA, Vicentinas) y la Hna. Luisa con su “don de gente”, supo unir a muchas y muchos para que un verdadero trabajo de conjunto.  Por supuesto el apoyo mutuo con la Comunidad de hermanos salesianos animados por su Director P. Benito Conte Grand, era el verdadero motor para una tarea evangelizadora fecunda.

Los frutos no se hicieron esperar, las vocaciones religiosas para ser HMA, fueron surgiendo entre las jóvenes lacazinas ya en el primer año: Erlinda Mazza, Alba Pérez, y otras que se sumarán más tarde.

Pero esta entrega generosa fue debilitando el físico de la H. Luisa, y antes de finalizar los seis años en esa casa, debió ser trasladada para una mayor atención. En Setiembre de 1946 es internada en un sanatorio de Montevideo, dice la Crónica de la casa que: “la desolación es grande en todo el pueblo que ha sabido conocerla y apreciarla”.

Aunque luchó por obtener su curación con el afán de volver a su campo de trabajo tan querido, finalmente hubo de aceptar su situación. Sus hermanas de Comunidad vinieron a visitarla y registraron con cariño sus confidencias: “Muero contenta, porque siempre he trabajado con rectitud, con pureza de corazón. ¡Oh qué hermosa es esta pureza! ¡He trabajado mucho, mucho, hasta no poder más y sólo por Dios, esto me consuela! Cuando esté con Jesús, me van a sentir siempre porque estaré ahí entre Uds. para ayudarlas”.

El 17 de diciembre, se recibe en Juan Lacaze la penosa noticia de su partida. Y un pueblo manifestó su dolor, porque la apreciaban personas de todas las edades y de todas las clases sociales,  ya que por cinco años habían sido testigos de su entrega sin  límites, de su exquisita amabilidad mediante la cual pudo ser acompañante y consejera prudente de muchas personas. Una Hija de María Auxiliadora,  testigo de ese día siendo entonces una niña cuenta: “Lo que más me llamaba la atención en la misa que se celebró en la Parroquia, repleta de gente, era ver llorar a los camioneros de la fábrica”.

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Tomado de la página de facebook del Colegio María Auxiliadora de Juan Lacaze