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Bienvenida de Mons. Milton Tróccoli al nuevo Arzobispo: “Te recibimos con esperanza, para caminar juntos”

By 14/03/2014marzo 21st, 2014No Comments

Compartimos las palabras de Bienvenida al nuevo Arzobispo dirigidas por el entonces Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Montevideo, Mons. Milton Tróccoli (Obispo Auxiliar).

PALABRAS DE BIENVENIDA DEL ADMINISTRADOR APOSTÓLICO, Mons. MILTON TRÓCCOLI CEBEDIO,

AL NUEVO ARZOBISPO

Estimado y querido Mons. Daniel Fernando Sturla Berhouet, sdb.

Hoy estamos reunidos como Iglesia que peregrina en Montevideo para recibirte como séptimo Arzobispo de esta Arquidiócesis.

Esta Iglesia Matriz de San Felipe y Santiago, que nos une con los orígenes de nuestra ciudad, y es testigo de nuestra historia y de nuestro caminar, te recibe hoy colmada de fieles. Aquí te recibe la memoria de nuestro primer obispo, el Siervo de Dios Mons. Jacinto Vera, del primer arzobispo Mons. Mariano Soler, y de tantos testigos ilustres del Evangelio.

Hoy nosotros te recibimos con esperanza, para caminar juntos, ya que queremos seguir siendo piedras vivas de esta Iglesia de Montevideo. Iglesia que se hace palabra, gesto, puerta abierta en todos los barrios, a través de las parroquias, colegios, servicios, proyectos sociales y educativos, que lleva adelante.

Sobre todo se hace presente a través de la vida de tantos laicos, sacerdotes, consagrados y diáconos, que, como sal y luz, dan testimonio de la vida del Evangelio, viviendo y construyendo, junto con tantos hombres y mujeres de buena voluntad, nuestro querido Montevideo.

Durante estos dos años de tu servicio como obispo auxiliar hemos compartido contigo el camino pastoral, las búsquedas, los discernimientos y preocupaciones; hemos aprendido a conocerte, a quererte, y a valorarte aún más.

Hemos conocido tu fe y tu honda vida espiritual, que te hace transmitir la experiencia de Dios con profundidad y alegría.

Tu afecto sincero, capaz de generar diálogo y comunión.

Tu saber actuar en conciencia, sin traicionar ni traicionarte. Siendo hombre de  palabra.

Tu amor a la familia salesiana, y el deseo de servir con la alegría que es camino de santidad.

Te vimos cuando tuviste que despedir familiares y amigos, que hoy se alegran desde el cielo.

Hemos conocido tus desvelos, para llegar a todos los que reclaman tu presencia de pastor y de amigo.

Por todo esto, hoy te decimos: BIENVENIDO!

Bienvenido Mons. Daniel como nuevo arzobispo.

Cuenta con nosotros, con todo el clero, integrantes de la vida consagrada, de los movimientos y asociaciones, de los innumerables laicos, que viven, trabajan y se entregan cada día con amor, para construir esta querida Iglesia de discípulos misioneros que peregrina en Montevideo.

Hoy te recibimos con esperanza y te necesitamos como Pastor. Que tu cayado nos indique el camino, y que tu caridad nos estimule a seguirlo. Que podamos anunciar a todos la alegría del Evangelio, esa que nadie nos podrá quitar.

Como nos ha indicado el Santo Padre Francisco en su reciente Exhortación Apostólica:

“El obispo siempre debe fomentar la comunión misionera en su Iglesia diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas, donde los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4,32). Para eso, a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos. En su misión de fomentar una comunión dinámica, abierta y misionera, tendrá que alentar y procurar la maduración de los mecanismos de participación que propone el Código de Derecho Canónico y otras formas de diálogo pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le acaricien los oídos. Pero el objetivo de estos procesos participativos no será principalmente la organización eclesial, sino el sueño misionero de llegar a todos”. (EG 31)

Cada uno de los aquí presentes, cada uno de los que pertenecemos a esta Arquidiócesis, somos desde ahora tu hermano, tu hermana, tu padre y tu madre, es decir tu nueva gran familia que hoy te recibe con alegría y esperanza, confía recibir lo mejor de ti, espera enriquecerse con tus dones, con tu guía de padre y de pastor. Te acompañamos, y te apoyamos con espíritu de fe en esta misión.

Que el Señor te bendiga largamente,  te siga colmando de Su presencia, y que María, la Virgen Inmaculada, Nuestra Señora de los Treinta y Tres, te acompañe siempre en este camino que hoy comienza. Amén.

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