Skip to main content
Noticeu

Los desafíos de la Universidad Católica del Uruguay. Asumió nuevo Rector, el P. Julio Fernández Techera sj

By 02/12/2016diciembre 4th, 2016No Comments

 

rector-1

El P. Julio Fernández Techera, S.I. durante su discurso al asumir como rector de la UCU

Recuperar a la Universidad “como una etapa donde la persona no solo recibe conocimiento para ser un buen profesional, sino donde se forma entera y como un ciudadano útil entregado hacia los demás” es el desafío que planteó el P. Dr. Julio Fernández Techera sj al asumir el 29 de noviembre como Rector de la Universidad Católica del Uruguay (UCU).

La toma de posesión del nuevo Rector en el Aula Magna de la UCU fue precedida por la Misa del Espíritu Santo presidida en la Parroquia de Tierra Santa por el Cardenal Daniel Sturla (Arzobispo de Montevideo y Gran Canciller de la UCU), quien animó al P. Fernández Techera sj  a “escuchar y discernir lo que Dios quiere, en este momento, para la Universidad Católica en Uruguay”. Más tarde, en el Aula Magna de la Universidad de la Conferencia Episcopal del Uruguay, confiada a la Compañía de Jesús, el Cardenal resaltó que “la Universidad Católica será más dialogante también en cuanto más católica sea, porque subrayando su propia identidad podrá entrar en un diálogo fecundo con los otros y también con todos los actores de la sociedad en la que vivimos”.

La Misa fue concelebrada por Mons. Carlos Collazzi (Presidente de la Conferencia Episcopal del Uruguay, Obispo de Mercedes), Mons. Arturo Fajardo (Vicepresidente de la CEU, Obispo de San José de Mayo), Mons. Heriberto Bodeant (Obispo de Melo), Mons. Rodolfo Wirz (Obispo de Maldonado), Mons. Alberto Sanguinetti (Obispo de Canelones) y Mons. Milton Tróccoli (Secretario General de la CEU y Obispo Auxiliar de Montevideo); sacerdotes del clero diocesano, religiosos jesuitas y salesianos.

El acto desarrollado en la UCU contó con la presencia del Nuncio Apostólico en Uruguay, Mons. George Panikulam, de los ex Presidentes Dr. Julio María Sanguinetti y Dr. Luis Alberto Lacalle, legisladores, académicos y de miembros de la comunidad universitaria, entre otros.

CARDENAL STURLA: EL ESPÍRITU SANTO ES EL “GRAN TRANSFORMADOR” 

asuncion-rector-p-fernandez-techera_n7

En su homilía, el Cardenal Sturla señaló que el Espíritu Santo, es “el alma de la Iglesia” y el “gran transformador”, que “sostiene el Magisterio, promueve toda obra de bien” y “da fuerza a los mártires”. El Arzobispo de Montevideo acotó que el Espíritu Santo, al que se encomendó el nuevo Rector de la UCU  “es el  que hace que no seamos hoy una Sociedad Anónima que se reúne por un cambio de gerentes, sino una comunidad viva de Iglesia, que se encuentra alrededor del altar del Señor para darle gracias por sus servidores”.

“El Espíritu Santo hoy como ayer es Señor y dador de Vida, es el gran creativo, el gran artista, es el obrero más calificado, es el empresario audaz, el más eficaz ejecutor, y la Iglesia Católica a través de las instituciones que lleva adelante es una demostración fidedigna de esto”, afirmó el Arzobispo.

La Iglesia uruguaya “pequeña y pobre, pero valiente y libre, es una muestra de la vitalidad inagotable del Espíritu Santo”. “Fiel al Espíritu del Señor, la Iglesia creó hace siglos las Universidades como instituciones que reunieran los distintos aportes del acervo cultural de la Humanidad. Esta Universidad Católica del Uruguay, con estos ya más de 30 años de vida, es una muestra de esa vitalidad perenne de la Iglesia”, puntualizó.

El Cardenal reconoció que “en nuestra realidad social hay momentos en que parece que tocamos fondo o que la situación nos deborda”, aludiendo a los desmanes sucedidos el pasado fin de semana en el clásico que debió ser suspendido. “Algunos han dicho en estos días `hemos tocado fondo´, pero en realidad el fondo del mal parece no tener límite, siempre podemos estar peor”, aseveró. En este sentido resaltó que “en el ámbito de la educación estamos llenos de diagnósticos sobre los problemas que nos agobian, sobre todo sin pensamos en los adolescentes de las zonas más vulnerables de Montevideo y del interior” y planteó que si bien se puede estar peor también “podemos estar mejor”.

Pese a las dificultades, el Cardenal destacó que “no nos achicamos”, porque “entre nosotros actúa el Espíritu del Señor que hace nuevas todas la cosas y que no es una entelequia, sino una realidad más concreta, que se traduce en la Iglesia en instituciones muy eficaces de acción apostólica, educativas, de promoción, de asistencia, de crear pensamiento renovado, de aportar a la transformación de la sociedad”.

Al culminar su homilía, el Gran Canciller de la UCU agradeció al P. Eduardo Casarotti, Rector saliente, por los 8 años de servicio y entrega. Asimismo, le dio la bienvenida al Rector entrante y le auguró que continúe la “buena marcha” de esta institución de la Conferencia Episcopal del Uruguay confiada a la Compañía de Jesús. Le recordó  al P. Fernández Techera que “antes que la diversidad de planes que uno puede poner en marcha, está la necesidad de detenerse a escuchar y discernir lo que Dios quiere, en este momento, para la Universidad Católica en Uruguay”. En esta línea, le recomendó “escuchar, discernir y ejecutar para la mayor Gloria de Dios, siendo instrumento en las manos del Espíritu del Señor que da vida y que nos renueva y consuela toda aflicción y renueva la faz de la tierra”.

P. EDUARDO CASAROTTI: “CONFIADO, TRANQUILO Y CONTENTO”

asuncion-rector-p-fernandez-techera_n3

Al inicio del acto de toma de posesión del Rectorado que tuvo lugar en el Aula Magna de la UCU, hizo uso de la palabra el P. Casarotti, quien expresó su “inmensa gratitud” a la comunidad universitaria, al nuevo Rector, al episcopado, especialmente a los dos Gran Cancilleres, Monseñor Nicolás Cotugno y el Cardenal Sturla y a los Obispos de Salto y de Maldonado, donde la Universidad tiene sedes. Asimismo agradeció el apoyo brindado por sus compañeros jesuitas y a los Superiores el Padre Alfonso Gómez  y el Padre Alejandro Tilve, “quienes se han mostrado dispuestos a escuchar y sostener los desafíos de esta tarea apostólica”.

El Rector saliente aseguró sentirse, al cerrar esta etapa, “en lo más profundo y honesto de mi corazón, confiado, tranquilo y contento”. “Confiado, porque se que la Universidad queda en muy buenas manos. En manos de Dios primero y en manos de un equipo directivo con todas las condiciones para que este proyecto siga creciendo. Tranquilo, porque la Universidad es hoy una institución consolidada que funciona bien, que tiene gente de calidad , gente buena y con ganas de hacer las cosas bien. Contento, finalmente porque el proyecto que la Iglesia nos confía vale la pena para el país, porque nos entusiasma en la misma medida que nos desafía”, puntualizó.

“He llegado al final de una etapa en mi vida personal y mirando hacia atrás siento que he ganado en sabiduría y en experiencia. He crecido profesionalmente, sin duda. Pero sobre todo siento que he crecido estos años y gracias a Uds. como persona y como jesuita”, aseguró el P. Casarotti. “Ha habido años difíciles porque toda gestión es compleja pero siempre han sido años enriquecedores”, admitió, al tiempo que destacó “la ocasión de conocer a personas excepcionales, de las que he aprendido mucho y con las que he sentido la satisfacción de trazar proyectos, compartir ilusiones y trabajar por una Universidad de la que hoy debemos sentirnos orgullosos”. “Me marcho, por lo tanto, profundamente agradecido por el camino recorrido”, subrayó.

Tras dos décadas de servicio en la UCU, los últimos 8 años como Rector, “la Universidad se ha ganado, y esta concurrencia lo avala, un lugar en la educación superior y en la sociedad uruguaya en tres décadas de vida”, enfatizó el P. Casarotti, quien comenzará un tiempo de servicio en la Universidad de Filosofía y Teología que tiene la Compañía de Jesús en Córdoba. “Será sin duda una etapa cargada de oportunidades para seguir creciendo y madurando como jesuita y como académico”, dijo.

El sacerdote jesuita compartió, asimismo, que “si pudiera resumir en dos palabras estos años de servicio como Rector diría sencillamente ‘dar sentido´”, que significa formular para el conjunto de la comunidad universitaria “el horizonte adecuado en el que se inserta el trabajo personal de cada uno (…) y generar procesos institucionales ordenados, estables y consistentes que permitan que las capacidades individuales se desplieguen del modo más creativo e innovador”. “Dar sentido se logra cuando quienes conducen expresan convincentemente la identidad de la institución y la articulan con los desafíos que presenta el futuro con las raíces que constituyen el pasado que otros nos han legado con sus sueños y sus esfuerzos”, explicó. “La experiencia de encontrar sentido es una auténtica experiencia espiritual”, afirmó el P. Casarotti.

asuncion-rector-p-fernandez-techera_n2

EL SENTIDO DE LA LIBERTAD Y EL DIÁLOGO DESDE LA IDENTIDAD

Seguidamente tomó la palabra el Cardenal Sturla, quién aludió a las palabras pronunciadas en esa misma Universidad por el Papa Juan Pablo II sobre las raíces católicas de nuestra cultura y el sentido de la libertad. En el marco de su visita a Uruguay, el Papa Juan Pablo II llegó a la Universidad Católica el 7 de mayo de 1988 y expresó: “La defensa de la libertad de cada hombre debe ir unida a la reflexión sobre el sentido de la libertad misma. Por ello habrá que preguntarse libres de qué y para qué. En primer lugar constatamos que la libertad es condición de la dignidad de los actos humanos. Ella incluye el deber de asumir la propia responsabilidad de ser libres y el desafío de discernir el bien y adherirse a él. Por eso una la cultura plenamente humana no puede contentarse con plantear los problemas éticos y religiosos sino tratar de darles una respuesta honesta y congruente. el hombre no puede ser plenamente lo que es, no puede realizar totalmente su humanidad si no vive la trascendencia de su propio ser sobre el mundo y su relación con Dios».

Veintiocho años después el Cardenal señaló que “en estas palabras del Papa Juan Pablo tenemos un desafío que es actualísimo en nuestra sociedad”. “El qué y el para qué de nuestra libertad está unido al sentido de la vida” y  “hoy en este sentido la Iglesia en el Uruguay está llamada a dar un aporte importante”, aseveró el Gran Canciller de la UCU.

El Cardenal señaló el aporte “sustancial” de la Iglesia para que los jóvenes puedan “descubrir” la belleza de la vida “que abre horizontes infinitos de realización personal en la medida en que las oportunidades sean para todos”. “Libertad e igualdad. Dos elementos claves de nuestra cultura están unidos a que todos, pero de un modo particular nuestros jóvenes, puedan tener igualdad de oportunidades para desarrollar su libertad y para que esto los lleve a metas altas de vida, que los saque de esa esquina que para muchos es el horizonte de su vida, estar en la esquina tomando cerveza”, enfatizó.

“Llenar de amor a la vida a nuestros jóvenes y de una vida bella”, es parte de la tarea de una Universidad Católica, destacó el Arzobispo de Montevideo.  Precisó que esto es posible en el marco de una sociedad plural en la que “el diálogo se da y se puede dar desde la clara identidad de cada uno, no renunciando a la misma”. “La Universidad Católica será más dialogante también en cuanto más católica sea porque subrayando su propia identidad podrá entrar en un diálogo fecundo con los otros y también con todos los actores de la sociedad en la que vivimos”, subrayó el Cardenal Sturla.

Luego de reiterar el agradecimiento en nombre de todos los obispos al P. Casarotti por su servicio, le recomendó el nuevo Rector en esta etapa que inicia ser magnánimo, grande de alma para con quienes de él dependan y no tomarse “en serio”. Citando a Santo Tomás Moro dijo: ”Dichoso el que aprende a reírse de sí mismo, no terminará nunca de divertirse”.

UNA UNIVERSIDAD PARA FORMAR CIUDADANOS ÚTILES PARA LA SOCIEDAD

El nuevo Rector comentó que luego de varios días de pensar su discurso para esa ocasión, recordó una obra de arte que le “encanta”: el “Políptico de Gante o la adoración del cordero místico”, que tuvo oportunidad de conocer hace un año, inesperadamente, en Bruselas, y que “es más o menos como lo que yo quiero decir”.

“Dentro de ese políptico hay un montón de estilos….lo que yo quiero expresar tiene un poquito de ver con eso, una especie de políptico de lo que significa una Universidad y de lo que es hoy asumir esta responsabilidad”, explicó.

Refiriéndose a la primera tabla, sin ocultar su emoción, el P. Fernández indicó la coincidencia de que sus padres, un 16 de julio de 1949 (él de 21 años y ella de 20) acudieran a ese mismo recinto que hoy oficia de Aula Magna además de Capilla y se comprometieran durante la Misa. A esos padres, humildes, que no terminaron la secundaria, aseguró deberles “el haber tenido formación, educación y el estar hoy aquí” y la mejor herencia: la fe. “Era gente de fe muy fuerte, profunda, simple, no eran muy especulativos, pero una fe cristiana que hacía aceptar las cosas. Esa frase que decimos `es lo que toca´, yo nunca se las escuché a ellos pero expresa lo que ellos vivían. `Es lo que toca´, hasta que se murieron. Y a mí es una frase que me encanta y la repito muchas veces.. Es lo que toca….”, manifestó.

Aludiendo a la segunda tabla, el religioso recordó con gratitud su paso por la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República. Evocó en particular al historiador José Pedro Barrán, quien lo marcó “profundamente, como universitario y como persona”. “No tenía nada que ver, era agnóstico, no participaba en la vida de la Iglesia, era de izquierda, pero no solo era un erudito, un brillante profesor, sino un sabio en todas las cosas”, dijo. Destacó “el privilegio”  siendo un jovencito de compartir con Barrán, Mirita Alfaro, Mafalda y Ana María Rodríguez (profesora) las charlas en el bar de la esquina de la Facultad acompañadas por un cortado y bizcochos. “Hoy lo recuerdo (a Barrán) no solo como un homenaje sino también porque me ha marcado en lo que significa la experiencia universitaria. Ser universitario no es solo aprender una tarea, un oficio, una profesión. La Universidad es una cosa muchísimo más grande….”.

La tercera tabla del “políptico” que explicó el P. Dr. Fernández sj se refiere a la Universidad. “Universidad quiere decir abrirse a la universalidad, apertura. Y en esa apertura hay varias dimensiones. Una es la apertura al conocimiento. Por obvia no menor, porque es la razón de ser de la Universidad. Apertura con rigor, a la verdad, con capacidad de disfrute de la belleza del conocimiento, al servicio para hacer el bien, al otro, a los profesores, a los compañeros, a esos que son distintos a mí y que me pueden enriquecer y hacer mejor”, afirmó.

En este sentido, advirtió que uno de los “grandes riesgos de la vida universitaria”, reside en pensar que “todos son como los otros”. “Los universitarios son unos privilegiados, no llegan ni al 10% de la humanidad, y no se pueden olvidar nunca de seguir dialogando, aprendiendo e interactuando con ese 90% de la humanidad que no es universitaria. Porque si no dejan de servir, se meten en una burbuja y dejan de entender la realidad que se supone que tenemos que estudiar y cambiar”, enfatizó.

“Yo creo que en la Universidad tenemos que estar trabajando para escuchar”, resaltó el nuevo Rector. “Cuando tenía 21 años alguien me habló del velo epistemológico del poder, que siempre existe. También está el velo epistemológico de los universitarios. Si no estamos rompiendo ese velo dejamos de ver las cosas y dejamos de comunicarnos. Creo en ese  trabajo fundamental de abrirse a los demás”, subrayó. En este sentido, citó al teólogo católico Von Baltasar, quien afirmó que “la verdad es sinfónica”. “Hay muchos sonidos que entre todos hacen una sinfonía, pero la verdad no es un solo sonido, ni una sola opinión, por lo menos la que nosotros vivimos como seres humanos”, precisó.

El Rector de la UCU destacó, asimismo, que la Universidad debe estar “al servicio de la sociedad y de todos los necesitados”. “Los excluidos, los que no tienen trabajo, los más pobres, los enfermos, las personas que necesitan, tienen que estar siempre en nuestro horizonte”. “Uno no se tiene que olvidar nunca para quién, para qué y por qué estoy estudiando y quiénes son esas personas, que es toda la sociedad que nos rodea”, puntualizó.

El P. Dr. Fernández resaltó que hay una apertura hacia el futuro de la Universidad y algunas amenazas, como el cambio tecnológico. Indicó que la Universidad es más que el conocimiento, que ya hoy es posible encontrarlo en internet, y planteó el desafío de “repensar el modelo y recuperar la Universidad como una etapa  donde la persona no solo recibe conocimiento para ser un buen profesional sino donde se forma entera y como un ciudadano útil entregado hacia los demás”. “Recuperar ese modelo y esa manera de vivir la  Universidad es el gran desafío de los próximos años”, enfatizó.

Al hablar de la última tabla, el sacerdote evocó a “otra persona muy fundamental en mi vida y en la de esta Universidad”: el Padre Manuel Gutiérrez Semprún, quien “dirigió y lideró el proceso y el que hizo real esta Universidad….para mí un hombre extraordinario, por su lucidez, por su capacidad, por su don de gentes y también por esa especie de humildad pragmática que tenía”. Con emoción, el nuevo Rector detalló cómo fueron sus últimos tiempos: “Cuando terminó su tarea se volvió a España, se dedicó a apoyar desde las misiones proyectos en América Latina y visitando esos proyectos en Honduras lo agarró el huracán Micht, en un pueblo. Y se quedó aislado una semana. Tenía 72 años, ya había tenido un infarto. Y dicen los que compartieron esa semana que todo el tiempo estuvo haciendo chistes. Era un tipo muy gracioso, tenía anécdotas para todos, algunos decían que no tenía vida para haber vivido todas las anécdotas que contaba. Y que toda la semana estuvo así, como si no pasara nada. Cuando lograron sacarlo con un canasto, vuela a República Dominicana, va a comer a la comunidad de los Jesuitas y cuando está en la siesta le da un segundo infarto y se muere. Y lo entierran ahí como tocaba, donde cayó”. “Sin hacer mucho drama, las cosas como son, donde toca toca y se hace. Hay que hacer lo mejor posible, pero sin esperar mucho ni reconocimiento ni nada”, sostuvo. “Por eso, para mí ser Rector de la Universidad no es un honor, no es un reconocimiento, mucho menos es algo que merecía. Ser Rector de la Universidad es trabajo, solo trabajo y nada más que trabajo. Lo único que espero es hacerlo para la mayor gloria de Dios, Ut Serviam, para que yo sirva”, concluyó.

obispos

rector-15

Fotos tomadas de  http://ucu.edu.uy/es/node/39456#.WD3Z8GPUj-Y